26: Escopolamina

3.2K 281 323
                                    

Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso aquellas que no aprovechamos.

Benjamin Button.

{Capítulo 26}

Esos diez segundos en los que vi cómo retiraba la máscara de su rostro me parecieron eternos.

Mi pecho se comprime cuando por fin lo identifico. Santa mierda. Era un maldito monumento a la perfección. Su cabello que antes era negro, ahora tiene un color castaño y está peinado hacia atrás. Fuertes cejas oscuras sobre sus sorprendentes ojos rojos. Una mandíbula afilada con un pequeño rastro de barba. Está un poco más delgado, aun así, sus hombros siguen siendo anchos, y su cuerpo fornido. Sin hablar que se ve fenomenal con el disfraz tan sensual que se puso.

Asier es impresionante.

Y está nuevamente frente a mí.

—Solo tú podrías crear tanto disturbio sin siquiera entrar a la fiesta—soltó con altanería sin dejar de mirarme. Por más que estaba intentando no sonreír, mis labios se ensanchaban al ver los suyos moverse.

—Asier—murmuré y di un paso hacia él—. ¿Cómo?—sentí que la respiración me faltaba y mi pulso se aceleraba— ¿Cómo es que estás aquí? ¿Y tu cabello? ¿Qué ocurrió con ese guardia? ¿Qué quiso decir con hermanos?

—¡Hey niñita, respira!—exclamó tomando mis manos. Se sintieron tan calientes que me trasmitieron mucha tranquilidad.

—Lo siento—me apresuré a decir, sacudiendo la cabeza—. Solo que...

—Estás nerviosa—dijo, encogiendo un hombro.

—Sí

No tienes ni puta idea.

—Aquí no estás a salvo—dijo, su voz demasiado profunda para sonar reconfortante, pero de alguna manera igual lo hizo—. Escapa ahora antes de que sea tarde.

—¿Entonces para qué me dejaste entrar?—dije, tomando aliento y dejándolo salir lentamente.

—Para verte, porque ha pasado mucho tiempo desde la última vez que tus labios fueron míos—dejó de hablar por unos segundos y se colocó nuevamente la máscara, después miró por encima de mi cabeza y sus ojos titubearon en varias direcciones—. ¿Aún me odias?

—Sí—respondí seca, estaba mintiendo.

Una pequeña risa, medio resoplido, se le escapó, estiró su mano para pasarla por mi cabello.

—Sí y no—me rectifiqué—. Te odio por mentirme pero cada vez que me siento mal, o que supero una cosa que me pone ansiosa, pienso en ti y en él.

—Jimin—respondió.

—Sí—confesé.

—Lo siento por no haber estado a tu lado cuando más nos necesitaste, niñita—murmuró pasando el dorso de su mano por mi mejilla. Me dolían sus palabras, pero la felicidad de verlo a salvo era mayor.

—No tienes ni idea de lo mucho que desee poder abrazarte.

No había dejado de mirarme. Literalmente. Sus ojos estaban... solo...en mí. No puedo explicar lo que sentí segundos después, pero la sensación tan enérgica de ver a Asier rodearme con sus brazos, fue sensacional. La fricción tan exquisita de nuestros cuerpos envió una sacudida de dolor a mi pecho. Me estaba sosteniendo muy fuerte, sin embargo, yo no deseaba apartarme y todo lo que hacía era apretarlo más con mis pequeñas manos. Así, entre sus brazos, podía sentirme segura, podía imaginar que estábamos solo él y yo y que nadie que no fuéramos nosotros podría entrar a nuestra burbuja. En esas pequeñas fracciones de segundos, entendí qué significa Asier para mí.

Slave Of You (Trilogía Slave, Libro 2)Where stories live. Discover now