36: Ahm

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La próxima vez que alguien se queje de que ha cometido un error, dígale que puede ser algo bueno. Porque sin imperfección, ni tú ni yo existiríamos.

Stephen Hawking.

{Capítulo36}

Tiempo pasado...

Ahm nunca tuvo la vida que él habría deseado. 

Su madre siempre fue una mujer recta, a la que no le gustaban las bromas y evadía siempre cualquier tipo de relación. La familia de Becca—su madre—, le habían inculcado pensamientos que tal vez no eran los más adecuados para ella. Aun así, logró estudiar una carrera que verdaderamente le apasionaba, se convirtió en Jueza Suprema o Magistrada con el propósito de mantener el control judicial en su ciudad. Ella amaba ir a las cortes e impartir la ley, le fascinaba usar vestidos con toga y a veces, cuando estaba sola, idealizaba que tenía el poder para cambiar las leyes jurídicas.

Sus padres estaban orgullosos de ella, sin embargo, pensaban que Becca no les daría una descendencia por estar tan absorta en sus labores; y justo por eso, se las idearon para presentarle a un político que estaba optando por la candidatura de la ciudad. Becca no deseaba un noviazgo, creía que el amor solo la alejaría de su vocación y sus ansias por llegar a ser una mujer de poder y reconocida a nivel mundial. Y aunque habló repetidas veces con sus padres sobre lo que a ella le gustaba y quería para su vida, éstos insistieron en que debía salir con Bruno. Lo hizo y dos años después, se casaron. Tiempo después, Bruno se convirtió en el regente del estado y Becca continuó haciendo lo que le apasionaba.

Los meses pasaron y sus padres enfermaron, estaban en un estado de gravedad inminente y su último deseo antes de morir era cargar entre sus brazos al pequeño o la pequeña niña, nacida fruto de su relación con Bruno. Becca no amaba a su esposo, ella solo estaba enamorada de su trabajo, sin embargo, decidió cumplir con la última petición de sus padres y nueve meses después, nació en la bañera de su propia casa, un niño de cabellos castaños al que nombraron Ahm.

El parto fue casero, y a causa de esto, el cordón umbilical de Ahm quedó enredado en su pequeño y frágil cuello. El pequeño bebé estuvo sin respirar aproximadamente veinte segundos, hasta que su padre, asustado por encontrarse el cuerpo casi inerte de su hijo, lo socorrió y terminó llevando a ambos—madre e hijo—, a un hospital. Ahm estuvo casi tres meses en una incubadora, tenía bajo peso y como si esto no resultara agobiante para su familia, se rehusaba a alimentarse.

Cuando cumplió cinco años, sus abuelos murieron y eso terminó destrozándolo. Ahm idolatraba a sus abuelos, ellos le daban tanto cariño como sus padres no eran capaces. Y no es que no lo quisieran, porque sí lo hacían, pero estaban más obsesionados con sus carreras que con brindarle algo de cariño a su único hijo. Por esta razón a él le afectó más que a nadie la partida de las únicas personas que tanto lo mimaron. Comenzó la escuela con seis años y a diferencia de sus otros compañeros, Ahm se la pasaba observando el mundo exterior a través de la ventana de su aula, imaginando cómo sería su vida si alguien realmente lo amara.

Ahm nunca fue un niño como los demás, él siempre tuvo esa inteligencia que lo hacía destacar por encima de todos, prefería estar solo imaginando millones de situaciones en su cabeza antes de actuar igual que sus compañeros. Aunque no siempre fue así. Cuando cumplió diecisiete años vio una vía de escape de la sociedad en un intrépido chico. Dominik se convirtió en muy poco tiempo en su mejor amigo, ese que conversaba con él hasta las tantas de la mañana, ese que le regalaba todo su tiempo. Ambos chicos eran solitarios, pero lograron conectar de una forma tan abrumante que de un día para otro, sus vidas consistían en existir para ver la sonrisa del otro.

Slave Of You (Trilogía Slave, Libro 2)Where stories live. Discover now