Prólogo: 2 de mayo de 1998

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Hermione se removió incómodamente sintiendo su espalda doler levemente, aunque no estaba segura si era porque su cuerpo empezaba a pasar factura de todos los golpes adquiridos la noche anterior o porque el estrecho y desgastado sofá en el que dormía no era tan cómodo como esperaba.

La castaña abrió sus ojos perezosamente para encontrarse con la rojiza y notoriamente destruida sala común de Gryffindor, no pudo evitar sonreír nostálgicamente mientras pasaba su vista por la habitacion, recordando cuántas horas pasó en ese lugar junto con Ron y Harry estudiando, hablando o simplemente planeando cualquiera de sus estrategias para enfrentar el problema en el que estuvieran metidos en esa ocasión, y no pudo evitar reírse al recordar que ella y sus mejores amigos, en efecto, eran un imán para los problemas en sus días escolares.

-Aunque fue gracias a uno de esos problemas que nos hicimos amigos – Pensó ella recordando cómo ellos la salvaron del troll en primer año y cómo el resto de su amistad caminó por si sola pasando por altas y bajas, pero siempre manteniéndose juntos hasta el mismísimo final, el cual había tenido lugar esa madrugada: la caída definitiva de Lord Voldemort.

Hermione suspiró pesadamente y limpió rápidamente una lágrima que se escapó de sus ojos color avellana al recordar todas las muertes que había tenido que presenciar la noche anterior y a lo largo de esos años para que por fin pudiera reinar la paz en el mundo mágico, sin embargo, sabía que aquello no sería fácil de superar considerando que en más de una ocasión vio morir a sus propios amigos y compañeros por una buena causa.

El ronquido de una persona a su lado la hizo desviar la mirada para encontrarse con la cara pecosa de Ron, quien seguía dormido mientras la abrazaba por la cintura, justo en esa posición se habían dormido hacía unas horas. Ella sintió cierto cosquilleo en el estómago y se sonrojó, todavía no terminaba de hacerse la idea de que estaban finalmente juntos luego de tantos problemas, sin embargo, unas horas antes cuando llegaron a la sala común tras finalizada la batalla, ninguno de los dos reparó en el hecho de estar juntos, ya que Hermione simplemente se limitó a sostener la mano de Ron y consolarlo mientras este lloraba la pérdida de su hermano mayor.

Hermione pasó su mano levemente y acarició la mejilla del pelirrojo a su lado, ella también había llorado y lamentado la trágica y prematura muerte de Fred, así como también la de todos los caídos. Apenas terminó la batalla, todos se reunieron en el gran comedor alegando que lo mejor sería descansar antes de abandonar el castillo en ruinas, aunque ellos prefirieron alejarse disimuladamente tomados de la mano para buscar un lugar donde pudiera estar solos, y al encontrar la sala común que los había visto crecer no dudaron en recostarse en el sofá frente a la chimenea y Hermione dejó que Ron se desahogara como no pudo hacerlo en el momento que se enteró de la muerte de Fred, y tuvo que admitir que sin duda, fue uno de los momentos más desgarradores que había tenido que vivir, y por eso fue fuerte para Ron.

Ni siquiera recordaba en que punto se quedaron dormidos ni cuánto tiempo había pasado, solo había tenido cabeza para abrazarlo y dejar que lamentara su pérdida todo lo que aquello tuviera que tomar, por lo que se quedaron dormidos abrazados y habiendo retirado únicamente sus zapatos y sus chaquetas. Y aunque Hermione había tenido el impulso de también ir a consolar a Harry después de todo aquello, sabía que Ginny era la única que persona en ese momento en la cabeza de su mejor amigo.

Pasados unos minutos Hermione había dejado su mano sobre la mejilla del pelirrojo, y este se removió en el pequeño sofá sin dejarla de abrazar y seguido de eso abrió sus ojos azules perezosamente encontrándose con la mirada avergonzada de la castaña entre sus brazos.

-Lo siento – Dijo ella en voz baja apenada mientras retiraba su mano de la mejilla del chico – No era mi intención despertarte.

-No te preocupes – Respondió el pelirrojo restándole importancia – No sabía que este sofá era tan jodidamente incómodo para dormir.

Tiempo al tiempoWhere stories live. Discover now