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El puñado de hombres avanzaba sigilosamente por los pasillos del edificio. Las tenues luces y una que otra parpadeante sin duda creaban una atmósfera inquietante, tétrica y más que nada tensa. Ellos cazaban y se movían con pistolas en mano, los hombres con máscaras de tela color negro y las mujeres con capuchas y sus cabellos recogidos.

Compartían la cicatriz en común, la sencilla letra L. Todos se movían siendo uno, sus cerebros lavados con el único y sencillo objetivo de cumplir lo que su jefe les había pedido. Una orden de una palabra absurdamente sencilla y escalofriante:

Tráiganmelo.

El grupo L se movía más rápido en un silencio más y más sombrío. Llegaron al último piso y con armas a la mano y abismal fuerza, se acercaron a la única puerta y la patearon hasta mandarla al suelo. Todos entraron y se dispersaron apuntando a todos lados, aguantando el aliento y atentos a cualquier movimiento.

Sus cuerpos se aflojaron y se hablaron en señas para rodear y buscar en el lugar. Abrieron la habitación, baño, cocina y removieron todo. Desgraciadamente casi todo estaba vacío y ya no había nadie allí. El líder hizo una seña y todos comenzaron a tirotear a paredes, suelo y camas con la esperanzan de darle a algo.

— ¡Muevan todo! — Rugió con voz profunda. — ¡Encuentren algo! ¡Lo que sea! ¡Lo quiero!

El grupo obedeció y comenzaron a moverse. Algunos tomaron unas fotos viendo al chico rubio de adorable sonrisa detrás del cristal fragmentado de la foto. Observaron también el chico también rubio junto a él con una enorme sonrisa y abrazándolo, los dos luciendo felices sin ninguna pizca de inquietud o temor.

— Es el hijo de Sullivan — dijo una mujer viendo la foto — y Park Jimin. Es el de sonrisa aparentemente adorable, lindo, ¿no?

— Quién diría que tales sonrisas podría esconder tales monstruos. — Susurró el hombre divertido.

Dejaron la foto en el suelo y caminaron sobre ella buscando en el armario y lo que pudieron encontrar. Observaron al jefe que observaba fijamente el papel tapiz de la sala y los rasguños y golpes detrás del mal colocado papel. Mantuvo la vista fija un par de segundos y desvió la mirada a la ventana.

— ¿Jefe? — Llamó la chica que había identificado a los de la foto.

— ¿Sí? — Llamó con voz todavía profunda sin dirigirle la mirada.

No es que no pudiera, solo no quería. La luz nocturna de las calles Neoyorquinas lo estaban absorbiendo en pensamientos de su propia mente. La mujer extendió su mano con el objeto en ella:

— No encontramos nada. Solo esto.

El hombre todavía cubierto con una máscara le dirigió la mirada. Observó fijamente la cajetilla de cigarros y la tomó antes de que la chica nuevamente se alejara. Abrió la cajetilla viendo que envolviendo los cigarros habían papeles. Cogió los cuantos que había dentro y lentamente fue leyendo la palabra que había en cada uno:

¿Están

listos

para

cazarme?

— ¿Jefe? — Lo interrumpió la mujer de nuevo. — No hay rastros de Park Jimin en este departamento. Se ha mudado. ¿Cuál es su siguiente orden?

El hombre retiró su máscara lentamente y la guardó en sus pantalones ocultando los papeles dentro de ella discretamente. Observó por la ventana.

— Haremos lo que nos pidió el gran jefe, le llevaremos a Park Jimin sin importar qué. — Contestó sin dirigirle la mirada a la mujer. — Así que les pediré que se dispersen y busquen en cada maldito rincón de NNOS en Italiano y los demás asintieron comenzando a salir en silencio del departamento. La mujer le dedicó una última mirada a su jefe observando su fuerte quijada y su mirada tan retadora viendo hacia la ventana.

INNOCENT~ YOONMIN || 《2 ʟɪʙʀᴏ》Where stories live. Discover now