(+21) La ilusión podía llevarla hacia el enamoramiento y luego hacia el amor. Cuando los sentimientos se convirtieron en obsesión, la llevó por un camino oscuro y siniestro.
Lo que ambos sentían era de todo, menos normal. Aunque fue él quien decidi...
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Capítulo 1.
Pueblo de Westport, Condado Fairfield, Connecticut, Estados Unidos.
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»En otras noticias, luego de una década, El Destripador de Westport ha regresado con escalofriantes acontecimientos.
»Resulta que se ha reportado que el cadáver del hijo de un importante funcionario del gobierno fue hallado encadenado frente a la estatua simbólica de la «Universidad Literaria de Westport».
»Rumores afirman que se trata del asesino serial que implantó el terror en el pueblo de Westport hace diez años.
»Sin embargo, la policía y los investigadores de la zona no han podido dar con su paradero...
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Apagué el radio despertador que se encontraba en la mesita de noche junto a mi cama y me dispuse a tomar un baño antes de que se me hiciera tarde en mi primer día en la universidad. No era la primera vez que había noticias de esa índole en el pueblo donde vivía. De hecho, el último asesinato mencionado ante los medios de comunicación se debía a que era un estudiante joven de la alta sociedad que tenía una vida muy cómoda gracias a su familia.
Vivir en el pueblo de Westport era ridículamente aburrido. Sin mencionar que era una ubicación donde mayormente residían los privilegiados, aunque ese no era mi caso. Vivía con mis tíos, personas adineradas que casi nunca se encontraban en el hogar por viajes de trabajo. Ambos tuvieron que criarme desde que era una niña. Según ellos, mis padres y yo tuvimos un accidente en el cual fui la única sobreviviente. La tía Hellen, hermana mayor de mi difunta madre, se hizo cargo de mí junto a su esposo, el tío político que era perfecto en todo, Benjamín Foster.
—¡Rosemary, date prisa! ¡El desayuno se enfriará! —la tía Hellen tocó repetidas veces la puerta del baño de mi habitación—. ¡Vas a llegar tarde en tu primer día!
—Ya voy —sacudí mi cabeza bajo el chorro de agua al caer en la cuenta de que era cierto.
La realidad era que no estaba para nada de entusiasmada en mi primer día de clases en la «Universidad Literaria de Westport», una institución privada que se localizaba en el pueblo de Westport en el estado de Connecticut. Casi toda mi vida había vivido con mis tíos y cada etapa escolar me dediqué a ser una fantasma, ya que no sabía cómo hacer amigos, porque me costaba mucho relacionarme con los demás. Era asocial, tímida y todos los apelativos que describieran el hecho de que no me gustaba presentarme en lugares donde hubiese mucha gente. El hecho de padecer de agorafobia hacía que mi vida fuese más difícil de sobrellevar al sentir dependecia emocional. Es más, ni siquiera me gustaba salir de mi hogar.
