(+21) La ilusión podía llevarla hacia el enamoramiento y luego hacia el amor. Cuando los sentimientos se convirtieron en obsesión, la llevó por un camino oscuro y siniestro.
Lo que ambos sentían era de todo, menos normal. Aunque fue él quien decidi...
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Capítulo 17.
No podía negarlo, estaba ansiosa de que los minutos pasaran rápido para volver a estar cerca de Nick, pero también sentía vergüenza y temor. Con todo lo que me había sucedido en la fiesta, no solo estaba confundida, también me sentía asustada y aterrorizada con el hecho de que un asesino serial rondaba por el ambiente, un ambiente en el cual yo estaba cerca.
Luego de tomarme mi vaso de alcohol, decidí prepararme otro. De alguna manera, sentía que debía apaciguar mis nervios y mis emociones que se encontraban a flor de piel. Mientras me mantenía en un rincón de la cocina, observé a lo lejos cómo los cuerpos de muchos estudiantes bailaban al ritmo de la música y cómo Wesley se mantenía absorto en el cargado ambiente, vigilando que la fiesta continuara bajo control. Aunque, claro, "control" era lo menos que había entre los demás universitarios.
Sin embargo, yo no podía disfrutar de la fiesta ni del ambiente. No me podía sacar de mi mente la imagen de la cabeza decapitada y sin ojos de Sean. Por otro lado, tampoco podía dejar de pensar en Nick y en sus hermosos ojos grises intimidantes. Podía jurar que en cualquier momento experimentaría otra crisis existencial por tantas emociones a la vez.
Después de varios sorbos y sentir que el alcohol hacía efecto en mi sistema, por un momento, decidí olvidar lo que había visto en el lago de la universidad y me armé de valor para buscar a Nick en el segundo piso de la casa de Wesley Doyle, tal y como me lo había dicho.
Al subir las escaleras con dificultad por el ruido que se me hacía ensordecedor y por la gente que estorbaba en los escalones, apenas logré llegar a la segunda planta al sentir un leve mareo que se apoderaba de mí.
Después de tomar un par de bocanadas de aire y cerrar los ojos por unos segundos, proseguí hacia el pasillo y miré a mi alrededor, achicando los ojos al darme cuenta de que no divisaba a Nick en ningún lado.
«¿Me habría mentido?». Fue lo que pensé al tragar saliva y sentir un poco de vergüenza. «No, Rose. Él dijo que odiaba las mentiras».
Me abracé a mí misma al intentar calmar los nervios que volvía a experimentar. Cuando se trataba del chico que me había gustado desde hacía mucho, realmente, me ponía muy nerviosa.
De repente, un grito desgarrador heló mi piel por completo al percatarme de que provenía de la primera planta. Me asomé cerca de las escaleras para mirar hacia abajo y me di cuenta de que se trataba de una chica ebria y drogada que bailaba descontroladamente.
Sin embargo, esa chica era Tiffany, quien parecía pasarla más que bien con sus amigos que no conocía de nada. Solté el aire que contenía en mis pulmones sin darme cuenta y volví a sentir alivio al comprobar que no se trataba de algo peor que terminar desmembrado en un lago.
