Capítulo 7.

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Capítulo 7

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Capítulo 7.

La clase en general había culminado, pero eso significaba que también había llegado el momento de exponer los poemas que habíamos realizado. Sinceramente, no me sentía apta para ponerme en pie y leerlo frente a todos los presentes en el aula.

—Jóvenes, es momento de comenzar con las exposiciones de sus poesías que ya deben haber realizado. No olviden que la temática se trata sobre la poesía oscura, así que... —la profesora entrelazó sus manos con suma emoción, ansiosa por comenzar lo que para mí sería una tortura—. ¿Quién quiere ser el primero en explicarlo y exponerlo?

Algunos estudiantes levantaron la mano sin ninguna objeción, otros pocos no se atrevieron a tomar la iniciativa, y luego estaban los que se mantenían neutrales, como Nick Adams. Yo me incluía entre los que no se atrevían a dar el paso para levantarse del asiento y exponer lo que había escrito. Ni siquiera me atrevía a levantar la mano.

Dejé reposar sobre el escritorio la hoja de papel con el poema que había creado y redactado gracias a algunas referencias de Nick sobre la poesía oscura. Entrelacé mis dedos e intenté calmar los nervios que me estaban atormentando por completo. Podía sentir que mis manos estaban sudorosas y que la garganta se me atoraba.

Nada más pensar que los ojos grises de Nick estarían puestos en mí en cuanto me levantara a exponer mi poema, me causaba una crisis existencial después de lo que había dicho.

"Al parecer, tú también estuviste trasnochando".

«¿Será que sí me había visto masturbarme?». Más situaciones incógnitas invadieron mi mente. «¿Será que también se habrá dado cuenta de que lo espié teniendo sexo con Tiffany? ¿Y si me había estado espiando por esas situaciones vergonzosas?».

—Bueno, ¿quién será el siguiente? —preguntó la profesora luego de que la mayoría de estudiantes expusieron y explicaron sus poemas delante de todos.

—¿El siguiente en morir por el destripador o el siguiente para exponer el poema? —bufó uno de los estudiantes, mientras que algunos se rieron y otros parecían aterrados ante el comentario impertinente.

—Jóvenes, no es momento para bromear con una situación tan seria como la que está ocurriendo —la profesora levantó un poco la voz y enarcó las cejas con cierta preocupación, como si el tema le atemorizara—. Sé que es el tema más hablado en este pueblo y en todo el estado, pero debemos ser un poco más prudentes y empáticos. Han muerto personas.

—Personas que, de alguna forma u otra, han sido crueles y desalmadas —añadió otro estudiante.

—Lo sé, lo sé —la profesora suspiró y presionó los párpados por un momento—. Sin embargo, aunque así sea, esto no debe ser una situación para reírse o burlarse. No somos quiénes para dictaminar quién merece vivir o morir, y es lo que el asesino está haciendo, porque eso es lo que es, un asesino serial.

Sinuosa Obsesión ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora