ʜᴏʟᴅɪɴɢ ʏᴏᴜʀ ʜᴀɴᴅ

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ʟᴇᴇʀ ᴄᴏɴ "ғᴀʟʟᴇɴ sᴛᴀʀ -ᴛʜᴇ ɴᴇɪɢʜʙᴏᴜʀʜᴏᴏᴅ"

Su mano se apoyó sobre la pared, intentado no perder el equilibrio en su camino hacia el auto patrulla

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Su mano se apoyó sobre la pared, intentado no perder el equilibrio en su camino hacia el auto patrulla.

—Y al finaaal, que taaal, tu y yo ya no exisitimoosss.— cantaba mientras sacaba las llaves de su bolsillo, rogando poder abrir el coche. —¿Por qué no estaaas aquíii, Guusss?— para ser sinceros, dormir apoyado en la puerta no le parecía mala idea.

—¿¡Se puede saber por qué cojones dejó el servicio para venir a beber!?— aquel gritó le provocó brincar del susto y soltar sus llaves.

Entre murmullos y maldiciones al ruso se agachó para intentar encontrar el arillo de metal, juraba que habían caído bajo el patrulla.

—¿No piensa responder?— el tono rudo del hombre solo lo hizo apretar los dientes con odio.

—Váyase a la mierda.— en un movimiento Volkov lo tomó de las muñecas y golpeó su espalda contra una de las paredes cercanas.

—¿Qué?— sus manos estaban sobre su cabeza, en otro momento estaría feliz por la posición pero gracias a los sentimientos por el peligris solo sentía ganas de golpearlo hasta dejarlo tan lastimado como si corazón.

—Que se vaya a la mierda.— repitió lento, como si el ruso fuera de lento aprendizaje.

Antes de que el otro pudiera decir algo más, Horacio giró logrando que el agarre fuera a su favor, pudo notar como los ojos de Viktor se abrieron en sorpresa.

—No debería tratarme así.— susurró acercando su rostro al contrario. —Estoy aquí por su culpa.— el ruso intentó soltarse pero las manos del cresta apretaron sus muñecas con más fuerza. —Por su puta culpa.— con cada palabra la distancia entre ellos disminuía.

Sin darse cuenta, los ojos verdes fueron hasta los labios color cereza. A pesar de la diferencia de estaturas, Viktor se sentía sumiso ante Horacio, algo que no había experimentado jamás.

—¿Acaso me quiere besar?— el tono de burla mezclado con el coqueteó logró pintar sus mejillas con un tono carmesí, en definitiva ese no era el Horacio que conocía.

Antes de poder responder y decirle que estaba loco y que debía dejarse de gilipolleces, sus labios se encontraron.

Por parte de Horacio los movimientos eran lentos e intentaban invitar a Volkov a entrar en su juego, pero el más alto parecía estar en shock. Al no recibir respuesta, el de cresta se alejó, derrotado por no lograr que el menor siguiera el beso pero felíz por conseguir al menos un pequeño roce con el hombre que ponía su mundo de cabeza.

—Bueno, supon...— antes de que pudiera continuar las manos de Viktor tomaron sus mejillas volviendo a juntar sus labios.

Está vez ambos pudieron sentir cada sabor de sus bocas. Por el lado de Volkov se podia saborear el café y menta; Horacio era todo lo contrario, su boca tenía una mezcla de sabores extraordinarios, desde el whiskey hasta el dulce de la cereza y lo cítrico de una naranja.

El beso había pasado de ser dulce a totalmente necesitado, sus lenguas peleaban por el dominio y sus manos se habían unido al juego. Podía sentir los fríos dedos de Volkov sobre su espalda baja, mientras el acariciaba el cuello del mayor.

Al separarse en busca de aire, Viktor mordió el labio inferior de Horacio que soltó un gemido, el sabor a metal no tardó mucho en aparecer.

—Ven, te llevo a casa.— tomó al chico alcoholizado para llevarlo al auto.

Heather ☣ volkacio ☣ AUWhere stories live. Discover now