— ¡A ver! Tú dijiste que te diera un beso enfrente de Sae-byeok — Te reclamó Ji-yeong, deteniéndose abruptamente en medio del pasillo.
— ¡Te dije un abrazo, no un beso! ¡Son cosas muy diferentes! — Le respondiste con frustración evidente, deteniendo tu paso.
— ¿Y cuál es la diferencia? — Preguntó ella con una mezcla de curiosidad y provocación mientras te seguía de cerca.
Te detuviste en seco, dándote vuelta para encararla, completamente incrédula ante su actitud.
— ¿Estás jugando, verdad?
— ¿Un juego suicida? Sí, me encanta — Respondió con esa sonrisa suya juguetona.
— Mira, Ji-yeong — Comenzaste, intentando mantener la calma — Un abrazo es algo que se dan los amigos — Recalcaste esa última palabra con énfasis — Un beso, en cambio, me hace ver como un infiel ¡Solo quería darle celos, no que todo terminara!
Ella asintió lentamente, como si estuviera procesando tus palabras por primera vez.
— Ah... ya lo entiendo. Pero... ¿sabes que estoy soltera, verdad? — Dijo alzando una ceja, con una clara intención de provocarte más.
Cerraste los ojos por un momento, apretando los labios para contener tu frustración.
— Vete a la mierda, Jiyeong — Espetaste finalmente, dándote la vuelta para seguir caminando con pasos rápidos.
— ¿Le tienes miedo al éxito? Yo te creía más valiente — Se burló, siguiéndote de cerca como si fuera imposible apartarla.
— ¡Yah! ¡Cállate!
— Ah, por cierto, — Añadió de pronto, como si no estuviera disfrutando ya lo suficiente de la situación — Me encontré a Sae-byeok hace rato. Me dijo que si me veía cerca de ti otra vez, me cortaría la garganta. ¿No es adorable?
Tus pasos se detuvieron de golpe, y giraste lentamente hacia ella con una expresión de puro desconcierto.
— ¿Qué? — Preguntaste, apenas procesando lo que acababa de decir.
— Sí... me acorraló mientras estaba desprevenida. Pero bueno, todo bien. Sigamos — Se encogió de hombros, restándole importancia a sus propias palabras.
— ¿Te estás escuchando? — Exclamaste, esta vez con tono alarmado — ¡Te amenazó!
— No va a hacerme nada — Respondió con una confianza desconcertante, como si lo que acababa de relatar fuera completamente normal — Sé que, en el fondo, me adora — Te miró de reojo y añadió con una sonrisa traviesa — ¿Nunca has considerado un poliamor?
— ¡Ji-yeong! — Te llevaste una mano al rostro, completamente atónita ante su forma de pensar.
— No, no vamos a hacer poliamor — Dijo de repente una voz fría desde detrás de ustedes.
Ambas se giraron al mismo tiempo, sobresaltadas. Sae-byeok estaba ahí, mirándolas con una expresión que te hizo sentir un escalofrío recorrer la espalda.
— Sae-byeok, puedo explicarlo — Balbuceó Ji-yeong, levantando las manos en un gesto defensivo, como si esperara que la otra se abalanzara sobre ella en cualquier momento.
— Shh — La calló SaeByeok, sin siquiera mirarla. En lugar de eso, avanzó hasta ponerse a tu lado, colocando firmemente sus manos sobre tus hombros — Tengo que hablar contigo, T / N — Dijo con un tono bajo, pero firme, llevándote consigo mientras comenzaban a caminar juntas.
No supiste cómo responder. Tu cuerpo se tensó bajo su toque, y tu mente se llenó de mil preguntas mientras la seguías.
Ji-yeong se quedó en su lugar, observando cómo ambas se alejaban por unos pasillos de las camas hasta desaparecer de su vista.
— ¿No que habían terminado? — Murmuró para sí misma, arqueando una ceja. Se encogió de hombros y continuó su camino como si nada hubiera pasado.