El frío aire del dormitorio parecía más espeso tras el último anuncio del altavoz:
— Jugadora 014 eliminada.
Te quedaste inmóvil, con los ojos abiertos de par en par.
Tus pulmones quemaban con cada inhalación, tu pecho subía y bajaba rápidamente mientras intentaba procesar lo que acababa de suceder. Las palabras parecían flotar en el ambiente, cada sílaba afilada como un cuchillo. Habías llegado tan lejos, superando cada juegos con esfuerzo, y ahora todo estaba a punto de desmoronarse por la traición de Thanos, una de las personas en la que habías confiado desde que este infierno comenzó.
Un fuerte tirón en tu brazo te sacó de tus pensamientos. Una mano firme, cubierta por el guante de un traje rojo, te aferró con una fuerza que bordeaba lo violento.
— Ven conmigo — Murmuró una voz masculina.
El toque era áspero, pero no tan imponente como sus palabras. Intentaste retroceder, pero él no te dio opción. Tu cuerpo se tensó mientras intentabas entender qué estaba pasando. Tu confusión pronto fue reemplazada por ira, una chispa de rabia que todavía brillaba en ti por todo lo sucedido.
— ¿Adónde me llevas? — Preguntaste. La desconfianza impregnaba cada una de tus palabra.
El hombre no respondió de inmediato. En cambio, te arrastró con decisión hacia la puerta, como si el lugar al que se dirigían fuera un secreto que debía protegerse a toda costa. Trataste de resistirse, pero su agarre no cedía.
— Un lugar especial — Respondió al fin, sin detenerse ni mirarte
Las palabras eran vagas y eso solo alimentó su frustración.
— ¡Déjame en paz! — Exigiste, tu voz resonando en el pasillo vacío.
Antes de que pudieran cruzar el umbral, un guardia de traje rojo apareció, deteniéndolos con un movimiento firme de la mano. Sentiste una punzada de alivio, pero el temor volvió a asentarse en tu pecho cuando viste al guardia inclinar la cabeza, evaluando la situación.
