No es ninguna sorpresa; incluso con las luces apagadas y el ruido reducido al mínimo, los ecos de los disparos y los gritos no te dejan en paz. Resuenan en tu cabeza como un recordatorio constante de dónde estás y lo que te espera. No tienes dudas de que los otros jugadores están pasando por lo mismo. Alguien murmura en sueños sobre ti; alguien más ronca suavemente.
Y, por supuesto, tampoco ayuda que Hyunju esté durmiendo tan cerca.
Había cambiado de litera para estar más cerca de ti. 'Para cuidarnos mutuamente' había dicho ella con una pequeña sonrisa, como si eso lo hiciera más fácil. Tal vez lo hacía, tal vez no. Pero ahora, a pesar del miedo y la incomodidad, hay algo que te hace desear cosas que no deberías estar deseando en un lugar como este.
Te giras en la cama y la ves. Está acostada de lado, su cabello cayendo sobre su cara, respirando de manera tranquila y constante. Te preguntas cómo puede hacerlo, cómo puede encontrar la calma en medio del caos. Tal vez no es calma. Tal vez solo finge igual que tú.
Una vez mencionó Tailandia, como si fuera un sueño imposible. Una casita pequeña, suficiente para dos. Un jardín lleno de flores, especias en la cocina, noches cálidas sin preocupaciones. No sabes nada de jardinería ni de cocinar, pero ¿a quién le importa? Sonaba como otro mundo, un mundo donde las cosas no terminan siempre mal.
— Hey.
La voz baja de Hyun-ju corta tus pensamientos de golpe. Sus ojos están abiertos, rojos y pesados de sueño. Te observa con una mirada que parece atravesarte, como si supiera exactamente lo que estabas pensando.
— ¿No puedes dormir? — Te pregunta en un susurro, y tú solo puedes negar con la cabeza. Una sonrisa leve cruza sus labios — Yo tampoco.
Quieres decir algo, cualquier cosa, pero las palabras no salen. En tu cabeza, gritas: 'Pregúntame si quiero acercarme. Pregúntame si quiero que me abraces, que me ayudes'. Pero todo lo que dices al final es:
