Bumblebee || Mitsuya Takashi

Nine

Estaba que me dormía. Luna y Mana ya se habían dormido hace un buen rato y ya no estaban aquí conmigo porque Mitsuya se las llevó a su habitación. Así que él y yo nos quedamos terminando la película, pero ninguno de los dos estaba poniendo atención. Mitsuya me gustaba, era el único chico que, a pesar de haber salido con un idiota que mi hermano le terminó pegando por haber intentando sobrepasarse conmigo, se seguía manteniendo en mis pensamientos y tenía fuertes sentimientos por él.

Nunca lo admití, ni siquiera Sano, que parecía tonto pero en realidad se daba cuenta de todo lo que sucedía a su alrededor, sabía que yo tenía sentimientos hacia el chico de mi lado. Sí, quizás ayer pude haberme sentido atraída por Mikey y quería besarlo, pero tampoco era delito sentir cosas o gustarme alguien mientras que con el involucrado nada pasaba.

Quizás soltaba comentarios como "es tan lindo", ejemplo del día de en que fuimos a la heladería. Sin embargo, mi hermano sospechaba algo, pero yo me hacía la tonta. No sé en qué momento habré desarrollado estos sentimientos por Takashi, pero lo que sí sabía era lo buena que era para ocultarlos.

Volví al mundo cuando la tele se apagó, quedando a oscuras, a excepción por las luces de los postes que estaban fuera de la casa. Miré a mi lado, pero casi no distinguía la figura del chico.

-¿Mitsuya?

-¿Uh?

-Ah, pensé que estabas dormido.

-Nop. Ya es muy tarde para que te vayas. -su voz sonaba algo ronca, sospechaba que debido al sueño.

-Me quedo entonces. Llamaré a Ken. -no iba a ponerme a discutir y armar tremendo show cliché.

Luego de llamar a mi hermano y sentirse tranquilo por encontrarme en la casa de Mitsuya, dejé el móvil a un lado y volví a sentarme en el sofá.

-Sabes, a veces me siento una ladrona. -confesé.

-¿Por qué?

-Por llevar el tatuaje que Ken y tú llevan en sus cabezas. -respondí cerrando mis ojos.

-¿Qué dices? Nosotros prácticamente te insistimos en llevar ese tatuaje en conjunto.

-Lo sé, pero para mí siempre serán Ken y tú los dragones gemelos. -sonreí, apoyando mi cabeza en su hombro-. Menos mal el mío está en la parte posterior del cuello.

-Se te ve cuando te haces algún peinado. -susurró.

-¿Cómo lo sabes? -sentí mi corazón latir con fuerzas.

-Me gusta verte.

Tragué saliva y me iba a separar de él, pero Mitsuya me tomó de la cintura y literalmente, me puso casi encima de él para abrazarme. Tomó mi pierna izquierda y la pasó por encima de su regazo, sujetando mi muslo con algo de fuerza para evitar soltarme. A estas alturas yo ya estaba hiperventilando. Podía sentir el aire que soltaba por la nariz acariciar la sensible piel de mi cuello.