Nineteen

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Moví la botella de whisky media vacía y me quedé mirando como el sol salía poco a poco

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Moví la botella de whisky media vacía y me quedé mirando como el sol salía poco a poco. Mis pies se balanceaban de atrás hacia adelante, el agua que chocaba contra el gran concreto de cemento de vez en cuando mojaba mis piernas. Mis ojos ardían a causa de haber llorado y lo salada que era esta brisa. Estaba más que cansada, pero de verdad que no quería cerrar mis ojos nunca más.

-Perdón la tardanza. -giré levemente mi cabeza para mirar a Takemicchi, quien tenía una bolsa con comida en sus manos. Simplemente observé cómo se sentaba a mi lado-. ¿Has estado toda la madrugada aquí, Hana-chan?

-Primero, ¿Qué mierda son esas pintas? -sonreí con burla y él se ofendió-. Jaja, perdón, es que te ves ridículo. -suspiré-. Y sí, he estado toda la mañana aquí. -dejé la botella a un lado y saqué el sándwich que Takemicchi trajo para mí-. Gracias por traerme algo de comer.

-Tranquila, es lo mínimo que puedo hacer. -me sonrió con calidez.

Pasé mi mano por mi cabello y solté un suspiro.

-Takemicchi, no sé qué ha sucedido, pero desde el día que tomé tu mano hasta ayer, no he dejado de tener la pesadilla constante de Ken en el suelo. Nunca pensé que sería tan real -miré el agua, encontrando el reflejo de Takemicchi y el mío algo distorsionado-, incluso nunca pensé que iba a ser real.

Hubo silencio, así que miré a Takemicchi y él me imitó. Sus ojos azules eran tan brillantes y podía sentir que cargaba con cosas que a lo mejor él, siendo aún un adolescente, no tenía que cargar. Así como Mikey.

-¿Puedo preguntarte algo?

-S-sí. -se notaba nervioso.

-¿Puedes viajar en el tiempo?

Takemicchi me miró fijamente, hasta que apartó la mirada apretando sus labios. Yo mordisqueé mi labio inferior y decidí comer el sándwich mientras esperaba por una respuesta.

-Prometí no decírselo a nadie -lo miré-, pero ahora tu también estás involucrada en esto. L-lo siento mucho, no sé qué habrá sucedido, pero siento compartirte esta carga que también llevas ahora. -su voz comenzó a temblar-. Todo se salió de control.

-Ya veo.

No sabía qué más decir. Que un chico pudiera viajar en el tiempo sonaba como de película. Subí mis piernas para abrazarlas y me quedé mirando fijamente al horizonte escuchando a Takemicchi sollozar.

-Tengo... la teoría de que me has traspasado todos tus recuerdos y al hacerlo, se ha activado esa habilidad oculta que tenía respecto a las visiones. -susurré, llamando su atención-. Y creo que solamente funciona contigo, ya que al tocar a otras personas no puedo saber qué ocurrirá. -apoyé mi barbilla en mis rodillas-. Es una verdadera mierda. ¿Puedo hacerte otra consulta?

-Por supuesto.

-¿Por qué lucías tan sorprendido al vernos ese día que te enfrentaste a Kiyomasa? -lo miré-. ¿Y por qué me preguntaste si Mikey y yo éramos algo?

-La segunda vez que supe que cómo podía viajar al pasado, tenía como misión impedir que Mikey y Kisaki se conocieran. -comenzó a contar-. Y también estabas tú, la única mujer en Tōman y la que tenía un poder incomparable. -me miró por unos segundos-. Más que nada estaba sorprendido por conocerlos y verlos cómo son 12 años antes y lo diferente que son en comparación a cómo serán 12 años después.

-¿Tan terrible es?

-Prostitución, violaciones, compra y venta de drogas, asesinatos y otros crímenes innombrables. -respondió. Yo hice una mueca-. Y respecto a Mikey-kun, habían rumores de que ustedes habían comenzado una relación, convirtiéndolos así en la pareja de criminales más buscados y peligrosos de todo Japón.

Me reí-. Vaya, así que en 12 años envés de estar con el chico que me gusta estaré con Mikey.

-Supongo, aunque ahora que he logrado evitar que Draken-kun muera, las cosas en un futuro podrían ser diferentes.

-Ya veo. Wow, Takemicchi... Todo debe ser una verdadera mierda. Pero, ¿Sabes? Te ayudaré. Gracias a ti ahora también puedo prevenir el futuro, pero a un corto periodo de tiempo. -sonreí-. Puede que desarrolle insomnio por unos días, pero cuando me acostumbre podré vivir en paz.

-Lo siento mucho, Hana-chan.

-No te preocupes. Debo agradecerte por toda la confianza de contarme algo tan impactante como esto. -me puse de pie, pero me maree un poco. Solté una risa-. Ay mierda, creo que no debí beber.

-Estoy de acuerdo en eso. ¿Por qué bebes? -Takemicchi me ayudó a caminar hacia el basurero correspondiente de la botellas de vidrio.

-Uh, nunca bebo, pero esta vez necesitaba un momento a solas para pensar. Sin Kenchin... No sabría ni qué decirte, es mi hermanito, Takemicchi. -sollocé-. Es el único familiar que tengo.

-Ya, ya... -Takemicchi me abrazó y yo lloré-. Todo estará bien, ¿Si? Vamos a salvarlos a todos para que tengamos un buen futuro doce años después.

-Claro. -sonreí.

Takemicchi me dejó en el centro de Shibuya y yo llegué a mi casa tiempo después. Las chicas me preguntaron por el estado de mi hermano y se alegraron cuando les dije que se encontraba bien. Me di una ducha y me puse la ropa más cómoda para después desayunar en algún lugar más cercano. Mi celular comenzó a sonar, así que lo saqué del bolsillo de mis shorts y contesté.

-Hola.

-Hola Hanabi-chan, ¿Estás en tu casa? Iré a ver a Kenchin, por si también quieres que te lleve.

-Estoy saliendo.

-Genial, justo estoy afuera. -me dijo alegre.

Corté cuando lo vi estacionado fuera del burdel. Caminé hacia él y no pude evitar recordar lo que Takemicchi me dijo, provocando que una carcajada escapara de mis labios.

-¡Ya, por qué te ríes!

-No es nada. ¿Estás bien?

-Sip. -me sonrió-. ¿Y tú?

-Ajá, estoy aliviada.

-¿Por qué has bebido?

-¿Se me nota?

-Mm, un poco. Shinichiro cuando bebía se le ponían los ojos pequeños y tú también los tienes así. -me ayudó a subir a la moto.

-Bebí un poco, nada más. Me quedé despierta toda la madrugada.

-No vuelvas a beber, ¿Si?

Asentí y me sujete del asiento de su moto mirando atentamente a mi alrededor. Cuando Mikey se detuvo en un semáforo en rojo, conversamos un poco respecto a cualquier tontera para distraer la mente. Hoy hacía un poco de calor. Cuando llegamos al hospital, pasamos directamente a la habitación de Kenchin.

-Permiso. -dije ingresando a la habitación-. ¡Kenny! -me lancé prácticamente a él.

-No me digas así. Y me dolió.

-¡Ya que amargado! -me senté y le sonreí-. Me diste un maldito susto, Kenny.

-Pero aquí estoy. Todavía tienes Draken para rato. Gracias, Hana.

-Me alegra escuchar eso. No te dejaré morir una segunda vez. -le dije, tomando su mano.

Me quité las zapatillas y me acosté a su lado sin dejar de tomar su mano y cerré mis ojos. Kenchin y Mikey hablaban, pero cada vez las voces se hacían más lejanas hasta que caí en un profundo sueño.

Bumblebee || Mitsuya TakashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora