Bumblebee || Mitsuya Takashi

Twenty-nine

-¿Y? ¿No me dirás nada?

-¿Decirte qué? -miré a Draken con una ceja alzada antes de volver a prestarle atención a la película. Comí una papa frita.

Estábamos en mi habitación pasando la tarde, pues me habían expulsado del colegio por no sé cuánto tiempo y toda esta semana mi hermano se había quedado conmigo haciendo un tipo de huelga para no volver hasta que despidieran a ese profesor. A Mikey también lo echaron por mala conducta e irresponsabilidad, así que nuestro regreso a ese maldito colegio estaba por definirse.

-De lo que pasa entre Mitsuya y tú. -le puso pausa a la tele-. Me he dado cuenta a pesar de que estos últimos días no he pasado mucho tiempo contigo. Además él habla demasiado de ti cuando nos juntamos.

-Nos gustamos, eso es todo. -tomé el control para volver a poner la película, pero mi hermano me lo prohibió, a lo que yo, fruncí el ceño molesta.

-Bien, me gusta. -ante eso lo miré sorprendida.

-Explícate. -le pedí.

-Que prefiero mil veces que te fijes en alguien como Mitsuya que el idiota de Mikey. No supero que se hayan besado, hasta me da asco de solo imaginarlo. -sacó la lengua y se cruzó de brazos.

Puse los ojos en blanco-. Supéralo por favor, con eso me das a entender que tienes miles de ganas de comerle la boca al ratón parlanchín. -me comí otra fritura y me aguanté una risotada ante la cara de Draken.

-¡¿Ah?! -exclamó asqueado-. Ni en tus sueños.

-Una vez lo soñé. -me reí-. Y cuidado eh, que ahora que tengo esta rara habilidad de premoniciones puede que en verdad termine por suceder. -ante la cara de pánico de mi hermano estallé en grandes carcajadas.

-Estás jodidamente loca de la cabeza.

-Hagamos un Draken por Mikey canon.

-Es suficiente. -se puso de pie-. Mejor duérmete y espero que mañana amanezcas con el tornillo que te falta.

Le lancé un beso y él cerró la puerta de un portazo. Volví a poner la película porque estaba interesante, pero mi celular comenzó a sonar y al ver que era Takemichi no dudé y le contesté.

-Buenas. -saludé, comiendo otra papita.

-Hana-chan, hola. ¿Estás ocupada? Quería hablar algunas cosas contigo.

-Para ti disponible veinticuatro siete. -me puse de pie-. Veámonos en el templo, ¿Si?

-Nos vemos.

Tomé una camisa delgada, ya que igual estaba algo fresco y le avisé a mi hermanito que me iba a juntar con Takemichi, así que quedé en darle sus saludos. Estos últimos tres días me he estado sintiendo mejor de ánimo. Claro que las pesadillas seguían ahí, pero lograba tener un mejor manejo de ellas. Llegué al templo y me senté en las escaleritas para esperar a Takemichi y cuando lo vi, me alegré. Me puse de pie para abrazarlo.