Bumblebee || Mitsuya Takashi

Twenty-six

—Tienes que quedarte en cama, Luna. —dije, arropando las sábanas de su futón—. Todavía tienes tu cuerpecito débil. —me senté a su lado para darle la sopa que habíamos preparado con su hermano.

—Es que quería ir al baño. —me respondió con un puchero que cambió a una sonrisa—. Hana-chan, ya no te hagas la lesa, te vimos, los vimos. —enfatizó—. Mi hermanito te quiere y tú también, ya deben estar juntos de una buena vez.

—No es tan fácil, Luna. —le di una cucharada—. Sí nos queremos, pero nunca hemos hablado tan abiertamente de nuestros sentimientos.

—Deberían. —indicó y yo la miré ofendida.

Luna se terminó toda la sopa y yo le pedí que siguiera descansado. Según Mitsuya, estaba mucho mejor que horas antes, entonces eso nos relajaba bastante. Le eché un rápido vistazo a Mana, quien veía la televisión, antes de volver a la cocina donde Takashi se encontraba: estaba barriendo el suelo. Dejé las cosas en el fregadero para a continuación lavarlas. Mis mejillas se sintieron calientes cuando recordé el beso que nos dimos. ¿Eso significaba que sentía algo por mí?

—Mitsuya. —hablé con un tono cansado. Me sentía así últimamente, y era horrible.

—Dime, ¿Sucedió algo? —había preocupación en su voz.

—¿Podemos hablar de lo que ocurrió?

—Claro. —me respondió—. No tengo problema, pero primero quiero pedirte disculpas. No te pedí permiso, y quizás te incomode.

—No, no fue incómodo. Solo... quiero saber qué sientes realmente por mí. No es algo por lo que me quisiera preocupar en un futuro porque tengo muchas cosas en mente, así que aclarar nuestros sentimientos sería algo que te agradecería bastante. —apagué el agua y dejé las cosas en la rejilla para mirar a Takashi, quien me sonrió de forma pacífica.

—Lo menos que quiero es causarte otro problema, así que vamos a conversar de esto. —me tomó de la mano y pasamos por la sala de estar en donde Mana ya no estaba, seguramente había ido a ver su hermanita mayor. Mitsuya me llevó afuera de su casa, en el balcón que daba frente a una plaza con juegos infantiles.

Apoyé mis antebrazos en los fierros y tomé aire profundamente, cosa que me relajó. Necesitaba este momento.

—Hanabi, me conoces, así que sabes perfectamente que yo jamás querría hacerte daño. Es más, siempre voy a velar por ti y darte la mejor versión de mi persona. —lo miré, solo que él tenía su vista al frente, dejándome deleitar su perfil—. Es por eso que, ese beso que te di fue el significado de todo lo que siento por ti. —sonrió y yo infle mis mejillas—. Y, con lo confiado que soy, sé que tú también me transmitiste todos tus sentimientos por mí. —me miró y yo asentí—. Gracias —de un momento a otro, sus ojos se habían llenado de lágrimas—, por no dudar de mí y estar conmigo.

Sabía que Mitsuya era un sujeto muy sensible por dentro, pero nunca demostraba serlo delante de otras personas. Aunque siempre la justicia prevalecía por sobre todo y era un sentimiento que jamás iba a pasar por alto, pues siempre iba a ver por el bien de las personas que lo rodeaban. Es por eso que yo siempre agradecía estos momentos de vulnerabilidad, ya que podía darle todo mi soporte y amor. Lo abracé, sintiendo como sus brazos se cernían a mi cintura. Mis lágrimas cayeron por lo emocionada y sentimental que me sentía.