XXII Miedo

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Desperté al día siguiente fue lo mejor. Hacia calor y el día afuera era hermoso. Apenas abrí los ojos me encontré con el rostro relajado y tranquilo del mayor.

Lo examine desde el inicio de su cabello, pestañas, nariz, labios y mentón. Viendo cada marca negra así como la piel que se veía suave. Me acerqué luego de que pasará algunos minutos así. Plante un beso en su mejilla.

- Hora de despertar majestad- hable suavemente en su oído. Este sólo se removió. Sonreí por eso y me acerqué volviendo a plantar un beso pero en su frente.

No se movió por lo que plante un beso en su otra mejilla. Tampoco lo hizo hasta que Amate el besarla a los labios, en su lugar bese la punta de su nariz. Hizo una mueca.

- ¿Qué tengo que hacer para que te levantes?- pregunté irónica- hmm- me hice la que pensaba- ya se!!

Me coloqué arriba suyo y me incline para besar sus labios. Este no tardo en corresponder mientras sus manos se colocaban en mi cintura y cadera, acariciando levemente la piel desnuda.

- Ya desperté- dijo cuando nos separamos.

- Si, me Di cuenta- hable. Salí de su regazo y me coloqué una camisa suya junto a un pantalón suyo también de pijama. Estos me quedaban grandes, pero eran extremadamente cómodos- haré el desayuno.

Fuera de la habitación, me dispuse a preparar el desayuno. A los minutos vino Sukuna y atrás suyo un asimilado Megumi. Nos pusimos a comer los huevos fritos que prepare junto a arroz y un café.

- Megumi, tu no participaras- hablo Sukuna rompiendo el silencio.

-¿Qué?- pregunto el dejando de comer.

- No irás a Japón- explique suspirando. Este me miro- yo tome la desicion y lo hable con Sukuna ayer, eso es todo.

-¿No le dirás nada?- dijo incrédulo mirando a Sukuna quien seguía comiendo tranquilo, este miro de reojo a Megumi.

- Mocoso, puede que yo sea el Rey de las maldiciones, pero ella es la jefa- hablo haciendo una mueca. Quise reír por eso, pero no fue así.

El azabache se levantó enojado y salió hacia el lago. Suspire y también me levanté y salí en su dirección. Lo encontré afuera mirando el lago.

-Den era importante para mi, como mi hermana pequeña- dijo tirando una piedra al lago.

- Lo se- me coloqué a su lado- pero no quiero que te suceda nada- murmure- te estoy protegiendo, sabes como sería la reacción de los altos mandos al enterarse.

- Se pelear.

- Sukuna también- hable- yo también se hacerlo- lo mire- y no estoy segura si Sukuna volver a devuelta a mi- me sincere.

Este dejo de ver el lago y unió su vista a la mía. La opresión en mi pecho se hacia más presente y el nudo en la garganta no me permitía hablar.

- E-eres... la única persona q-que me queda- hable entrecortada- sólo.. .. si algo llegase a pasar mañana...- sentí como las lágrimas bajaban de mis ojos- no quiero estar sola.

- De acuerdo- se acercó y me abrazo con fuerza- no lo estarás, yo estaré contigo- murmuró y beso mi cabeza. Sonreí por eso.

-¿Desde cuando eres más alto que yo?- dije al separarme.

- No lo se- se rió por eso. Vimos como varias camionetas se acercaban hasta la pequeña cabaña. Suspire cuando estacionado y comenzaron a preparar algunas cosas.

- Tn-sama- dijo Uraume- el vuelo es en unas horas, hay que terminar de preparar algunas cosas- asenti y este se fue.

-¿Jugamos al ajedrez? Estoy segura de que te ganare- afirme yendo hacia dentro.

-Imposible- murmuró y me siguió.

Horas después.

Me despedí del azabache y subí al vehículo. Estábamos de camino al aeropuerto. Mi corazón estaba demasiado acelerado.

Cuando lleguemos a Japón iba a separarme de Sukuna, él iría a Kioto mientras otro grupo el cual yo conformaba, iríamos a Tokyo como distracción.

Sentí una mano notoriamente más grande que la mía. Mire nuestras manos pudiendo ver como se entrelazaban. Sonreí antes el tacto cálido de su mano, mandandome tranquilidad.

Una vez en el avión, explicamos bien el plan. Yo junto a otras maldiciones haríamos que la mayor cantidad de chamanes posibles se centren en nosotros y si era posible, también Satoru.

Luego de la explicación me encontraba mirando por la ventana el como el sol iba ocultandose. Llegaríamos de madrugada a Japón. Hacia tiempo que no iba allí.

-¿Pasa algo?- pregunto Sukuna sentándose a mi lado.

-¿ Te acuerdas la vez que nos conocimos?- pregunté con una sonrisa. Mire al más alto quien sonrió divertido.

- Te di un golpe que provocó el que calleras de aquel árbol- dijo con diversión.

-Nunca te disculparse por eso- recordé haciendome la ofendida.

- Y nunca lo haré, me pegaste el susto de mi vida- dijo haciendo una mueca. Reí por eso.

-Siempre me pregunté por que te acostabas con todas para luego decirme que te gustaba yo desde siempre- lo mire con duda. Era una de las preguntas que más me hacia.

-Era un idiota enamorado de su mejor amiga y no sabía como expresarme- hablo tranquilo- sólo me desquitaba con ellas y las usaba... No se porque seguían viniendo a mi.

- Tal vez por que eres todo un experto con la lengua- bromee. Este soltó una leve risa- pero me alegro que me hayas elegido a mi.

- Te elijiria siempre- murmuró. Apoye mi cabeza en su hombro y cerre los ojos- si quieres duerme, falta para llegar. Te despertare.

- De acuerdo Señor Ryomen- murmure.

- Descansa Señora Ryomen- lo escuche decir último antes de caer dormida.

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La parte en la que Megumi dice "imposible" lo escribí pensandoen Yuno de Black Clover jsjsjsjsj.


☠Shi no namae☠ - Sukuna Ryomen [II]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora