XXIV Razón

602 109 8
                                    

Corrí entre medio de las diferentes batallas que se formaban alrededor. Esquivaba hechizos y escombros pero no me centraba en ninguno.

Llegué a donde habíamos dejado los autos y no tarde en subir a uno. Encendí el vehículo y comencé a conducir hasta la estación de tren.

En auto tardaria entre cuatro horas en llegar de Tokyo a Kioto, pero en tren bala el horario disminuía dos horas. Para mi suerte cuando llegue a la estación el tren se encontraba abordando.

Pague el boleto y no tarde en subír. Muchas personas me miraban seguramente al verme sucia. Me senté en uno de los asientos y sólo mire por la ventana.

Me abrace a mi misma tratando de calmarme. Cerré los ojos y respire. Sólo esperaba que Sukuna estuviera bien y que aguantará.

Narrador omnisciente

- De acuerdo- respondió el albino arriba de uno de los edificios de aquella ciudad de Japón. Todo estaba tranquilo desde arriba.

Colgó el teléfono y miro hacia donde la escuela de hechicería de Kioto se encontraba. Suspiro cuando no tardo en aparecer un hechicero de rango inferior apurado.

- Señor...

- Ya lo sé- el peliblanco lo interrumpió. Se levantó de la orilla y miro una vez más aquella escuela. La barrera se había roto y podía verse a las maldiciones luchando contra hechiceros.

-¿Pero no irá a ayudar?- pregunto el recién llegado. Satoru en cambio miro sereno al frente.

-Vete- mando el hechicero con el ceño fruncido. El hechicero no tardo en irse apresuradamente.

No ayudaría. Por el momento no lo haría. Esperaría hasta recibir la llamada la cual confirmara que el clan Ze'nin estaba extinto de no ser por las dos chicas de cabello verde.

Sukuna no estaba allí. Eso lo sabía. El Rey de las maldiciones ahora mismo debía de encontrarse masacrando aquel clan y de los más poderosos de la hechicería.

Se había asegurado de que se enterar también que la culpa era de aquella familia. Entonces cuando recibiera el aviso de que ya no había más. Iría por la deidad.

Miro su celular por unos segundos. Había recibido la llamada de uno de sus contactos en Tokyo. Su hermana estaba en camino por lo que si no mal calculaba estaba ya en viaje y tardaría no mucho más de dos horas y media.

Sólo. Se sentó a esperar.

-¿No creen que el espectáculo está bueno?- pregunto el voz alta.

Miro hacia atrás suyo. La escena era macabra. Cadáveres, miembros de personas desmenbradas, sangre en diferentes sitios. Cuerpos colocados de diferentes formas.

Los famosos altos mandos. Muertos de tal forma que mostraba que los habían torturado antes de morir. Miro su vestimenta.

Camisa blanca arremangada hasta los codos pintada en algunas partes de manchas carmesí. Sin corbata y pantalón de traje negro y zapatos lustrados de rojo.

En otro sitio el ente de cuatro brazos asesinaba a diestra y siniestra a todo miembro de aquel clan que alguna vez se llamo poderoso.

El cabeza actual de el clan se encontraba postrado con sangre mientras tenía delante suyo a familiares ya muertos y desmembrados.

- ¡DIME POR QUE HICIERON ESTO!- mando irritado la maldición. Naobito sólo sonrió al tener al rey de las maldiciones delante suyo.

-Ya deja eso de lado. Lo dices como si la vida humana te hubiera importado- dijo cansado- ¿para qué quieres saber? De todas formas tu hubieras hecho lo mismo con tal de tener una excusa de esclavizar a la humanidad....¿o me equivoco?

La maldición lo miro con sed de sangre. En cambio el Ze'nin no se inmutó sólo suspiro y miro a la criatura de cuatro brazos.

- De acuerdo- hablo- te lo diré... No lo hice por ti o las maldiciones- afirmó- sólo...estaba arto de aquel clan... siempre estuvimos en su sombra y su arrogancia era insoportable.

No era secreto que el clan Ze'nin siempre tuvo cierta envidia por el clan más poderoso de todos. El clan Gojo a la cabeza y los pasados de antiguos cabezas de ambas familias siempre les habían dado cierta rivalidad.

- Sólo quería deshacerme de ese estúpido clan Gojo...- admitió- aún que no era mucho de esperarse que esa pequeña zorra enamora a la maldición más poderosa de todas.

- Ya basta....

- Sólo digo la verdad, esa niña mimada, nacida en cuna de oro en una familia poderosa- hablo con burla- no hubiera sido raro el que la muy perra se haya acostado con muchos hombres así también como su hermano...

Las palabras que quería seguir diciendo el hombre quedaron en incógnita cuando el ente de cuatro brazos tomo su cuerpo con los cuatro brazos y lo partió a la mitad.

Los órganos volaron a diferentes sitios del cuarto junto a la sangre salpicando. Miro con odio al cuerpo, alzó la parte donde estaba la cabeza y lo miro.

- Y para tu información ella ya no pertenece a ese clan- escupió aquellas palabras. No tardo en sentir como una energía conocida aparecía fuera de aquella casa.

Dejo caer el cuerpo y tomo su lanza. Se enderezo y sin mucho apuro y camino hacia afuera. Sus pasos eran tranquilos no había apuro para lo que sucedería.

-Te estaba esperando- dijo caminado a paso decidido.

-Tomaste tu tiempo- dijo tranquilo el albino.

- ¿Terminamos esto ahora?- pregunto la maldición.

- Algo me dice que ya sabes como terminará- hablo Satoru. Sukuna sonrió de lado y apretó la lanza.

- Algo me dice que tu también lo sabes- admitió.

- Viendo ella llegue uno de los dos estara muerto- en la mano del albino no tardo en aparecer una esfera de color rojo.

- No estoy seguro de ello...

Narra Tn

Cuando el tren bala llegó a la estación. No me dio tiempo a alquilar algún vehículo, sólo corrí lo más rápido que podía en dirección a la escuela. Cuando llegue aún habían maldiciones y hechiceros peleando.

La mayoría pertenecía al primer grupo. Llegué hasta donde pude divisar a Uraume. Me acerqué lo más rápido que pude.

- ¿Dónde está?- pregunté si rodeos. Este sólo me miro con asombro.

- La residencia Ze'nin...



☠Shi no namae☠ - Sukuna Ryomen [II]✔Where stories live. Discover now