XXV Mundo sin leyes

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Mis piernas estaban ya cansadas de tanto correr. Había recorrido sin parar un aproximado de tres a cuatro kilómetros. Respire ondo tratando de tomar un poco de aire.

Mire al frente a la lejanía aquellos árboles conocidos para mi. Había estado muchas veces en la residencia de los Ze'nin y ninguna fue de mi agrado.

Entonces lo vi. Un destello púrpura se formó en el aire y destruyó parte del bosque. El ataque más poderoso de Satoru. No lo dude y por más que mis piernas no aguantarán seguí corriendo.

Al entrar la escena que me recibió no era linda, Pero no me importaba al ver de qué clan era. Seguí adentrandome en la residencia.

Pare mi andar al ver la escena. Una esfera gris con azul se encontraba delante. Negué con la cabeza mientras lágrimas salían de mis ojos. Satoru nunca usaba su Extencion Dominio de no ser su último recurso.

Me acerqué apresurada cuando antes de tocar la esfera, está se quebró en miles de pedazos como si fuera un cristal. La onda expansiva me envió a algunos metros atrás.

Me incorporé y mire al frente. Satoru se encontraba parado parado mirando a la maldición frente suyo. El ente de cuatro brazos comenzaba a desintegrarse.

- No, no, no- dije comenzando a levantarme. Corrí hasta donde se encontraban pero Satoru hizo un campo con su infinito para que no pudiera pasar.

El ente de cuatro brazos comenzó a transformarse, la altura alta que tenía por ser una maldición bajo a la de un hombre promedio. Los brazos de más desaparecieron al igual que las marcas en su cuerpo.

Mis lágrimas no tardaron en salir cuando hizo contacto visual conmigo. Ya no era una maldición y sólo se veía el rostro de un humano. Fue como si el tiempo retrocedió que su rostro cambio al de aquel adolescente en aquella época.

Ese que no conocía a sus padres y quería buscarlos. Ese que en lugar de destruir sólo salvaba a los humanos. Aquel chico asustado y roto.

Sus ojos ya no eran carmesí. Y me miraban tranquilo. Mientras lloraba y las lágrimas caían junto con mi corazón quebrandose dentro de mi pecho.

Sólo.... sonrió.

Sonrió tranquilo y con calma. Mientras su cuerpo iba desapareciendo. No fue hasta que terminó de desintegrarse que Satoru quito el campo.

Caí de rodillas al suelo y sólo lloré. Satoru se encontraba allí mirando a la nada mientras me escuchaba a mi. Empezaba a preguntarme si le gustaba hacerme sentir así.

Cuando me calme nos quedamos en un silencio seco. Nada se escuchaba a nuestro alrededor. Como si estuviéramos en medio del desierto sin nada.

- Lo lamento- dijo rompiendo el silencio- sabes que nunca lo hubiera hecho de no ser...

- Ya no importa- murmure- pero lo hiciste- levanté la vista mirándolo- y no lo dudaste- me levanté.

-Tn... yo...

- Me quitaste a mi hija...- mi voz comenzó a quebrarse- ya no podré verla crecer, verla enamorarse y casarse- me comencé a acercarme a él- y tu me lo quitaste.

- Se que no puedo repararlo, pero no tenemos que hacer esto, Tn- retrocedió unos pasos- menos en tu estado.

-¿En mi estado?....- sonreí con ironía- ¡ASESINASTE A MI HIJA Y A MI ESPOSO!!- le grite- yo... enserio... al principio reconsidere en no hacer nada... pero luego... Me di cuenta de muchas cosas.

-Tn...- advirtió.

-Adios Satoru Gojo- estire la mano hacia donde se encontraba la lanza la cual no tardo en venir a mi mano como si de una fuerza atrayente estuviera.

Cuando la tome mi cuerpo no tardo en transformarse al de una maldición. Satoru se colocó en posición de pelea.

- No podrás ganar Tn-advirtió el albino.

- ¿Acaso te Olvidaste?- pregunté con burla- somos del mismo clan- abrí los ojos y el albino retrocedió, notaba miedo en sus iris.

Narrador omnisciente

En el mundo de las maldiciones, siempre hubo algunas que destacaban y eran las más poderosas. Entre ellas siempre el perteneciente a la familia Ryomen y como mano derecha... la famosa maldición que le dio el poder al clan Gojo.

La maldición de seis ojos.

Satoru miraba impresionado lo que veía delante suyo. Esa no era su hermana. No de cuerpo. Seis brazos en el cuerpo como aquella vez, pero su cabello había cambiado a negro y cuando abrió los ojos... Se encontró con seis viéndolo.

Era como si la maldición hubiera reencarnado. Ahora dudaba si ganaría aquella pelea.

☠Shi no namae☠ - Sukuna Ryomen [II]✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora