Epílogo

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El pelirosa miraba sus manos. Ya era de noche en aquella ciudad en Estados Unidos. Su mente daba vueltas una y otra vez sobre el mismo tema, sin saber que decidir.

-Nadie te culpaba por que elijas- se escuchó la voz ya conocida para el chico. Suspiro y miro de reojo al niño.

Seguía igual a aquella vez en el Vaticano. Cabello albino y hijos de distinto color. Seguía sin saber su nombre, pero era lo de menos.

-Asesino a Satoru- dijo en un susurro. El niño lo miro y lado la cabeza.

-Satoru desde el principio supo que no ganaria, aún así se enfrentó a ella- dijo tranquilo- pero... No creas que no le dolió matar a su único familiar Itadori. Por más rencor que hay en uno... siempre la culpa llega.

El pelirosa bajo la mirada a sus manos donde se encontraba una pequeña caja no mucho más grande que su mano. Estaba indeciso.

-¿Alguien en tu familia....

-Mi hermana mayor- contestó cuando el pelirosa no logró terminar la pregunta- murió antes de que yo naciera, me cuidan mi madre y hermanastro- respondió como si esa fuera la siguiente pregunta.

-¿Y tu padre?

- No lo se... mi madre y hermano dicen que ya murió, pero aún tengo las esperanzas de que no es así- contestó, miro a Itadori y sonrió.

- No se jaque hacer...

-Itadori, la desicion que tomes, sin importar cual sea, nadie te tendrá rencor, no te odiaban por eso- hablo en niño- él mismo te lo dijo.

Quedaron en silencio, hasta que luego de pasado un rato el niño se levantó y comenzó a alejarse en silencio.

-¿Ya te vas?- pregunto el pelirosa. El niño no contestó- ¿Volverás?- el niño paro su andar y giró su vista al adulto.

-Nos vemos, Itadori Yuji- sin más se alejó caminando.

Nunca más volvió a verlo.

Un año después.

Narra Tn

Acomode unas cosas en la mesa cuando termine de cocinar, suspire y me dirigí hacia la galería de aquella pequeña cabaña.

- Ya es hora de almorzar- llame al azabache. Me apoye en el remarcó de la puerta y crucé mis brazos mientras sonreía.

La imagen era hermosa. Megumi jugando con Nate. El bebé de un poco menos a un año jugaba con el azabache mientras optaba alguna que otra carcajada.

Sonreí cuando el pequeño en los brazos del Ze'nin giró su vista a mi y sonrió. Cabello blanco como era costumbre del clan Gojo y ojos de dos colores. Uno rojo sangre y otro celeste como el cielo.

-Si, ahora vamos- se levantó el adulto tomando al pequeño y me lo dio antes de pasar a mi lado.

Pocas semanas después de la muerte de Satoru y Sukuna, me enteré que estaba embarazada. Sin duda una noticia que me alegro de sobre manera.

Iluminó... la oscuridad que me rodeaba.

Estába por cruzar la puerta de no ser que el campo de energía maldita que rodeaba el bosque en el que estábamos se movió.

Alguien había cruzado. Megumi no tardo en salir ante eso. Sentía una energía maldita desconocida acercarse desde el bosque.

-Tn...

-Yo me encargo- le dije al azabache. Le di al pequeño Nate y estire mi mano hacia dentro de la casa, no tardo en aparecer la lanza.

Me acerqué un poco a paso decidido al bosque, si peleará que fiera alejada del bebé. Pare mi andar cuando la silueta de un hombre se acercó. Cuando la luz le dio sonreí de sobre manera.

-¿Itadori?- pregunté con felicidad. Este me sonrió. Ni tarde en correr hasta el y abrazarlo-¿ Qué haces aquí?- pregunté al separarme del abrazo.

El pelirosa se separó de mi y miro a Megumi quien aunque no lo demostraba estaba feliz de verlo.

-Debiamos volver a casa- conteste. No entendí.

-¿Qué? Tu y quien más?

Mi corazón paro de latir en el momento en el que cerró los ojos y aquellas marcas ya reconocidas aparecían alrededor de su rostro.

No sabía como reaccionar. Mis ojos se llenaron de lágrimas cuando el hombre me vio y sonrió.

-Prometi que volvería...

No lo espere y me lancé a abrazarlo mientras lloraba. Y después de tanto junte mis labios con los suyos. Este correspondió hasta que la carcajada de un pequeño bebé se escuchó.

Ambos giramos y vimos al pequeño estirando su brazos al adulto. Quien no tardo en tomarlo en brazos y lo miraba con alegría.

Ahora si estábamos juntos.

Narrador omnisciente. Flashback.

-Necesito que me prometas algo... Itadori.

El pelirosa miro al rey de las maldiciones sin saber que necesitaba. ¿que promesa?

- Pase lo que pase, se que tomaras la desicion que creas correcta, no importa si lo haces o no- le entregó una pequeña caja negra al chico.

-¿Qué es..?

-Solo prometeme que las protegeras- miro otra vez a la Albina jugando con su hija- es lo único que pido.

- Si... lo haré, lo prometo.

Esa misma noche el pelirosa abrió la caja para ver su contenido, dentro había algo que no creía que creí a jamás. Un dedo perteneciente a Sukuna.

...Después de tanto sufrimiento. ¿No creen que se merecían un final feliz?

☠Shi no namae☠ - Sukuna Ryomen [II]✔Where stories live. Discover now