La historia de BaoShan SanRen

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¡Hola!

Como el capítulo nuevo («Superación») tardará un poco más en salir, os dejo la historia de BaoShan SanRen. Ella misma se la contará a Wei WuXian en ese capítulo.

Es un borrador, por lo que puede que cambie un poco la gramática o que añada algún que otro detalle, pero la base de la historia no cambiará.

La publiqué en AO3 y tenía mis dudas sobre hacerlo aquí (Wattpad no es tan ameno cuando se hacen modificaciones de lo ya publicado), pero no todo el mundo utiliza ambas plataformas, y debo ser imparcial para que todo el mundo pueda leerla si lo desea 😊.

⚠️ Aviso: la historia de BaoShan SanRen es dura, especialmente en su infancia, por lo que si sois muy sensibles a temas relacionados con la prostitución infantil, por favor, ¡no sigáis leyendo! ⚠️

Y nada más, muchas gracias como siempre, ¡y espero que os guste!


***

»Hace mucho, mucho tiempo, existió una niña cuyos padres eran muy pobres, tanto que la mayoría de veces no tenían ni para comer. Su casa estaba medio derruida, su cama era un montón de paja, su ropa era vieja y desgastada, y sus juguetes no eran más que los palos y las piedras que encontraban por el bosque.

»El matrimonio pasaba verdaderas penurias para sobrevivir y criar a sus dos hijas, hasta que un día un hombre muy rico los visitó y les ofreció mucho dinero a cambio de llevarse a la niña y a su hermana pequeña con él. Les dijo que no había podido cumplir su sueño de tener hijos, y que tenía recursos más que suficientes para darles todo lo que hubieran podido desear para ellas. Juró con su vida que si aceptaban el trato las cuidaría como si fueran sus propias hijas, y que jamás les faltaría de nada.

»Los padres, en su desesperación por no saber si podrían dar de comer a sus hijas al día siguiente, y aunque se les rompía el corazón en mil pedazos, terminaron por aceptar la propuesta. Solo pusieron una única condición: sus hijas lo eran todo para ellos, no querían desaparecer de sus vidas, y deseaban poder seguir viéndolas de vez en cuando para saber que estaban bien.

»El hombre accedió gustosamente con una enorme sonrisa, y se marchó con las dos niñas después de pagar su precio. En la despedida ellas lloraron, desconsoladas y abrazadas fuertemente a sus padres, como si les estuvieran arrancando el alma del cuerpo. Y los padres, igualmente destrozados, intentaron calmarlas entre montones de besos y caricias, diciéndoles que todo iba a ir bien, que aquello era lo mejor para ellas, y que jamás dejarían de amarlas.

»Sin embargo, el hombre y las niñas se fueron muy lejos, y ellas nunca más volvieron a ver a sus padres. El lugar al que las llevó era un gran edificio con numerosas habitaciones, en el que también residían otras mujeres, y hombres de todas las edades iban y venían a diario. Las dos fueron forzadas junto con otras niñas a realizar las tareas domésticas como cocinar y limpiar, y cuando se consideró que tenían la edad suficiente también las obligaron a atender a los clientes que llegaban al edificio.

»Su ingenuidad no les dejó ver lo evidente, y cuando se dieron cuenta ya fue demasiado tarde. Aquel edificio era un burdel, y nunca habrían tenido la edad suficiente para soportar todo lo que vieron y sufrieron allí.

»El hombre había mentido a los padres de las dos niñas: no les permitió verlas, no las trató como si fueran sus hijas, no les dio un buen futuro, y les arrebató demasiado pronto lo que ni la pobreza les había podido quitar: su inocencia.

»Las dos hermanas lloraron durante días, semanas, meses, mares de lágrimas. Su única vía de escape eran los pocos momentos en los que podían estar juntas, apoyándose la una a la otra, diciendo que todo pasaría. Recordaban lo feliz que era su vida con sus padres en aquella vieja casa, jugando con palos y piedras, cosiendo los agujeros de sus ropas, y durmiendo juntas en la misma pila de paja.

Una cura para el almaWhere stories live. Discover now