17. Gratitud

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Gratitud: del latín gratitudo, que es la suma de dos partes: la palabra gratus, que es sinónimo de «agradable» y «agradecido», y el sufijo -tudo, que es equivalente a «cualidad». Es una emoción positiva, un sentimiento o actitud de estima y valoración hacia un bien recibido o que se recibirá, y que puede ser tanto espiritual como material. Mostrar aprecio o dar las gracias a otras personas tiende a generar efectos positivos, como ayudarnos a superar los traumas y el estrés, aumentar nuestra autoestima y disipar las emociones negativas.

***

Tras ese momento de intimidad, que resquebrajó un poco los muros de su distanciamiento, la pareja decidió ir andando hacia la zona en la que les habían dicho que encontrarían al Qilin. Wei WuXian todavía notaba la sensación de los labios de Lan WangJi sobre los suyos, y esperaba que el rubor de su rostro desapareciera pronto gracias al frío ambiental.

Los dos caminaban despacio y en silencio, uno al lado del otro, hasta que Lan WangJi habló:

—He visto a una mujer salir de la casa de invitados.

Wei WuXian se congeló en el acto, y si todavía le quedaba algún rastro de sonrojo en sus mejillas seguro que se había esfumado.

«No es lo que piensas», «no bebas vinagre», «no debes preocuparte», y expresiones similares aparecieron de golpe en su mente, como una primera reacción inevitable, pero al cabo de unos segundos Wei WuXian pudo pensar con un poco más de claridad. El tono de voz de Lan WangJi era amigable, y había hecho el comentario con curiosidad, sin segundas intenciones ni nada que le hiciera sospechar que estaba enfadado.

No debía tener reparos en contestarle, y mucho menos temor, así que Wei WuXian se calmó todo lo que pudo y le respondió:

—Sí, ella... ella es Zhuo —dijo, sin nombrar el apellido «Wen» adrede—. Fue mi médica.

—¿Médica? —preguntó Lan WangJi con preocupación, y frenando el avance de sus pasos— ¿Tienes problemas de salud?

—Ahora no, pero sí los tuve cuando entrené con shifu.

Cuando Wei WuXian se refería a «shifu», Lan WangJi no necesitaba ninguna explicación adicional para saber que se estaba refiriendo a BaoShan SanRen, y que era un nombre que no podían decir en voz alta a la intemperie. También sabía, o se imaginaba, que entrenar con alguien de su nivel debía ser muy duro.

—Tu entrenamiento debió de ser agotador— comentó, un poco más aliviado.

—Ni te lo imaginas, sigo teniendo algunos dolores y molestias, ¡esa mujer es una salvaje! —exclamó Wei WuXian, estirando los brazos hacia arriba— No me mató de milagro, pero visto el resultado, no puedo quejarme.

—Si ya estás bien, ¿por qué vino Zhuo a visitarte?

La pregunta de Lan WangJi era legítima, y era normal que la hiciera, ya que se preocupaba por el bienestar de su marido. Sin embargo, Wei WuXian no podía responderle con honestidad, no de momento. Necesitaba un poco más de tiempo para poder decirle que su cabeza todavía no estaba bien del todo, y para sentirse lo suficientemente preparado como para tener una conversación sobre su futuro.

—Solo vino para ver cómo estaba, nada más, no te preocupes —respondió, esforzándose en no darle importancia.

A Lan WangJi no le terminó de convencer esa afirmación, pero prefirió no insistir a pesar de su gran preocupación por él. Antes de que Wei WuXian se fuera de su lado, ya lo presionó cuando empezó a notar que estaba mal, y el desenlace fue bastante desafortunado.

Wei WuXian, a pesar de su carga mental, aún conservaba parte de su perspicacia, y sabía que Lan WangJi estaba apesadumbrado. Aunque no podía ser del todo sincero con él, sí que podía hacer algo para intentar calmarlo, así que agarró su mano y lo miró directamente a los ojos.

Una cura para el almaWhere stories live. Discover now