21. Anhelo

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Anhelo: del verbo «anhelar», que procede del latín anhelare, y que significa «jadear, respirar con dificultad». Es el deseo vehemente o el ansia de conseguir algo, el sentimiento intenso hacia un hecho concreto, para el que tenemos la esperanza que se hará realidad y nos satisfará según nuestras expectativas. Combina tanto elementos mentales como físicos, ya que al anhelar algo las personas invierten sus fuerzas emocionales y físicas en conseguir ese algo, en vivir esas situaciones, que de hacerse realidad podrían producir sentimientos o emociones positivas como la alegría, el placer, etc. En trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, es uno de los sentimientos que suele desequilibrarse más.

***

Finalmente, la fiebre de Wei WuXian duró más días de lo previsto, y Lan WangJi puso todo su empeño en cuidarlo. Le llevaba la sopa y la comida que sabía que a él más le gustaba, le hacía las infusiones que Wen Zhuo le había indicado, y usaba las hierbas relajantes en el quemador de incienso para que pudiera descansar mejor. También cambiaba las sábanas a menudo, preocupándose de molestarlo lo mínimo, y limpiaba la casa.

Y en todos estos cuidados, que Lan WangJi proporcionaba con suma satisfacción, no faltaban los baños y los cambios de ropa.

—Lan Zhan... no... —se quejó Wei WuXian las primeras veces— yo puedo...

—No puedes ni moverte —repuso Lan WangJi—, deja que te ayude.

—Pero... me verás... —murmuró Wei WuXian. Como persona abnegada que era, le preocupaba más que Lan WangJi lo pasara mal al verlo desnudo que su propio bienestar.

—Deja de decir tonterías —insistió Lan WangJi, mientras lo desvestía para poder bañarlo.

Lan WangJi estaba más centrado en la salud de su marido que en cualquier otra cosa. ¿Y qué si lo veía desnudo? Sí, era muy atractivo, siempre lo había sido en cualquiera de los dos cuerpos que su alma había habitado, y su físico había mejorado considerablemente desde la última vez que lo había visto sin ropa, en otro lugar y en otras circunstancias, pero Wei WuXian estaba enfermo y le necesitaba.

El agua de la tina estaba tibia, tal y como Wen Zhuo le dijo que debía estar, y Lan WangJi sujetó en brazos a Wei WuXian para meterlo dentro. Después lo acomodó, lo lavó frotando suavemente su dolorida piel, y lo dejó allí un rato para que la temperatura de su cuerpo descendiera un poco. En ese tiempo, Lan WangJi aprovechó para lavarle las túnicas, colgarlas en la parte de atrás de la casa para que se secaran, y cambiar las sábanas de la cama.

En unas semanas llegaría la primavera, y el sol, que hasta ahora se había asomado tímidamente entre las nubes, empezaba a ganar fuerza y a derretir el blanco que cubría las montañas, dejando al descubierto un manto verde esmeralda espolvoreado de colores por la llegada de las primeras flores.

En cuanto a Madam Wu, ella continuó visitándolos para ver cómo estaba Wei WuXian, y para que Lan WangJi no tuviera que ocuparse de todo él solo. Pero eso sí, procurando dejar cierta distancia. Sabía bien que la pareja necesitaba tiempo a solas, y se preocupó de no invadir su intimidad más allá de lo justo y necesario.

Respecto a Wen Zhuo, ella también prefirió vigilarlos más de cerca para quedarse tranquila. Primero atendía a Wei WuXian, y, cuando él dormía, aprovechaba el tiempo que le quedaba para hacer algún que otro masaje terapéutico o tratamiento de acupuntura a Lan WangJi.

Obviamente, el que estaba enfermo por la fiebre era Wei WuXian, pero Lan WangJi también estaba cansado. No lo decía, pero tampoco hacía falta; sus ojos claros y serenos estaban ligeramente velados por la fatiga, y bajo ellos se adivinaba la sombra de unas incipientes ojeras.

Una cura para el almaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora