•Chile Revengers• [Tokyo Revengers x Reader]

• Vamo' pa la playa •

En una hora exacta habías llegado a la intermodal, luego de un radical cambio de look, justo en ésta etapa de tu vida tu armario se dividía en dos partes, una llena de ropa de colores brillantes, faldas, blusas con cuello de bebé, jardineras y suéteres, mientras que la otra mitad siendo aconsejada por tus estilistas personales que eran Mitsuya y los gemelos, estaba llena de sudaderas anchas, cortavientos con estampados de dragones y diseños de tatuajes, jeans rasgados, pañoletas, crop tops, cadenas y camisetas con transparencias.

En medio de ambos estilos totalmente opuestos había un vestido de fiesta que Mitsuya te ayudó a escoger una vez que fueron todos juntos a pasear por el centro comercial.

Era un strapless ceñido al cuerpo, el corte de corazón del pecho llevaba un drapeado para simular atributos mas grandes, la tela era suave y se ajustaba perfectamente a tu figura, su color morado índigo contrastaba perfectamente con el tono de piel, debajo de él utilizaste unas pantis transparentes y un short de tela casi imperceptible.

Al verte al espejo te sentías increíble, divina diosa, maravillosa, con la excepción de que no tenías ni puta idea de como utilizar tacones de 10 centímetros sin romperte una pierna en el intento, por lo que la tenida completa se vió arruinada por tus zapatillas deportivas que parecían mas bien llantas de camión.

Encima del hermoso vestido sin importarte que ocultarías la parte mas bella te pusiste una chaqueta de cuero estilo motociclista, con chiporro en el interior y una imitación animalista de piel de zorro en el cuello.

Por lo menos ahora no haría frío...

Movías tus pies en el aire mientras esperabas con el teléfono en la mano alguna llamada del chico que te había invitado a aquella fiesta.

Tarareando una canción de comercial de café, a la vez que mirabas con algo de vergüenza tu reflejo en el vidrio.

¿Sería demasiado?

En tu vida habías ido a una fiesta real.

Las únicas veces fueron pijamadas o juntas con tu grupo de amigos, pero en situaciones así no había un código de vestimenta, ahora al pensar en que podría ser muy exagerado te comenzaba a poner nerviosa.

Tirabas la falda del vestido hacia abajo solo por si acaso, como si estando sentada hubiese una mínima posibilidad de que se subiera por cuenta propia.

De pronto una voz te sacó de tus pensamientos.

- Ay si viniste.- Sonrió a la vez que su cascabel tintineaba.