23. Moving house.

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¡Hola mis bonitos lectores! Quiero que octubre se acabe luego, siento que muero constantemente, pero de todas maneras, el capítulo de hoy me animo mucho porque lo amo, simplemente de mis capítulos favoritos de confort y tonterás. Muchas gracias a quien se toma el cariño para leer.

¡Espero que les guste!

—Estás haciéndolo mal, onii-chan

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—Estás haciéndolo mal, onii-chan. —No lo escucha, al contrario, sigue repasando tercamente las uñas de su novio con el esmalte negro que Nadia les regaló, procura ser cuidadoso, no ir más allá de la cutícula pero cubrir las puntas dos veces para que no se salga, es un color intenso—. Está mal.

—¡No lo está! —Eiji gimotea, se encuentran sentados en el piso, la espalda de Aslan se halla contra la cama para sostener el peso de ambos, el moreno se encuentra entre sus piernas, con sus hombros apoyados bajo un abrazo, el tacto lo quema, se le derrite justo por encima de la camiseta hasta calar a su corazón—. Está bonito. —No es verdad, ha quedado grumoso y disparejo.

—¿Seguro le pintabas las uñas a tu hermanita? —Se están arreglando para una flamante fiesta de Halloween—. La pobre debe odiarte si eres tan malo en esto.

—¡No soy malo! —No necesita darlo vueltas para saber que lo ha hecho enfadar, sus orejas rojas son más que suficientes—. A Masako le encantaba cuando la arreglaba, mi madre nunca la ayudó con esa clase de cosas femeninas así que solía acomplejarse bastante al ir a la escuela. —Se ríe, permitiendo que Aslan le extienda la palma para pintarle las uñas.

—Se escucha linda.

—No es para nada linda. —Suspira, presionando los párpados, apoyando su nuca contra el pecho de Ash—. La mayoría del tiempo es un dolor, me pedía constantemente peinados imposibles, tenía que estar horas en YouTube para que odiara el resultado.

—Ella te regaló el amuleto del amor. —Aslan le presiona un beso contra el cuello, esa musculosa roja definitivamente le sienta de maravilla a su amante, le encanta—. Y mira, te ganaste la lotería.

—Un americano idiota que hace pucheros con el natto.

—¡Yo no hago pucheros con el natto! —Eiji se voltea, con una sonrisa jodidamente descarada.

—Estás haciendo uno ahora, genio.

—Con 200 puntos de IQ, muchas gracias.

—Creías que al verter aceite de maravilla crecerían girasoles, es como esperar que crezcan aceitunas por tirar aceite de oliva. —La cara le quema, el esmalte de uñas queda de lado—. Bones no ha dejado de burlarse de eso.

—¡Él también lo creía!

—No según su versión.

¿Cuál es la mejor manera de ganarle a Eiji Okumura?

Callándolo a besos.

—¡Ash! ¡No seas tramposo!

El nombrado lo ignora, intercambiando las posiciones para poder llenarle de besos esas regordetas mejillas, le encanta la manera en que el rubor le salpica solo por sus caricias, adora la forma en que se retuerce en sus brazos como si estuviese haciéndole cosquillas cuando solo está nervioso, Aslan igual está increíblemente nervioso, pero se aventura más. Le reparte una infinidad de besos, desde esa nariz de botón hasta su mentón libre de vellos, baja hacia su cuello, rozando con sus dientes la gargantilla que complementa el disfraz felino, lo siente estremecerse y perder el aliento, de hecho, su aliento le golpea el flequillo, desciende hacia sus clavículas, son bronceadas y definidas, el aroma de Eiji lo embriaga. Ama a este hombre, lo ama tanto que sabe que se derretirá como caramelo al fuego lento apenas se encuentre con esos grandes ojos cafés.

Flufftober 2021 [AshEiji]Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora