CAPITULO 10

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Christian

Ana se ha ido con mi madre y con Mia, para tener una tarde de chicas.  Solo espero que no empiecen a interrogarla sobre nuestra extraña relación, eso no es algo que les interese.  No hemos podido hablar sobre su llamada, pero ya me dirá lo que quiere ese tal José.  Alcancé a escuchar algo de su conversación con ese tipo y no me gustó nada que quiera encontrarse con ella.  Ese imbécil la dejó sola, cuando su deber era cuidarla.  Gran amigo.

Decidí quedarme para trabajar desde casa, así podré esperar a Ana una vez termine.  Afortunadamente no hay ninguna novedad en la empresa.  Por lo menos, nada que Ross no pueda controlar.  Debo compensar a Taylor por haber llamado a Andrea y cancelar mis dos reuniones de hoy.

Aunque no me pude librar del interrogatorio de Ross.  No puedo creer que haya estado emocionada porque me habían visto con una mujer y por no haberle hablado de Ana antes.  Un antes, no existe entre nosotros, solo el ahora desde hace un par de días.

Me fijo en la hora y veo que ya es de noche.  Anastasia aún no vuelve, ni siquiera una llamada y no contesta mis textos.  Trato de tranquilizarme, pero no puedo.  Esto es jodidamente absurdo.  Mejor llamo a Mia, ella contesta al segundo tono.

⎯Hola hermanito ⎯dice con ese singular grito característico de Mia Grey.

⎯Hola Mia.  ¿Anastasia está contigo?  ¿Me la puedes pasar? ⎯Soy directo.

⎯No, Christian.  Nosotras nos separamos de ella desde hace... como dos horas.  Dale un respiro a mi hermana.  Eres asfixiante.

Gruño exasperado y corto la llamada.  Odio cuando es así de entrometida.  No es jodidamente nadie para opinar en mi vida y la de Ana.  ¿Asfixiante?  Joder.

No me gusta ser grosero con Mia, pero no estoy de ánimos para sus juegos.  De hecho, nunca lo estoy.  Además, empezará con la inquisición.  ¿Ahora a donde mierda se ha metido esa mujer?  Solo espero que no se haya ido a ver a ese puto amigo que tiene.  

Taylor interrumpe mis pensamientos con una desagradable sorpresa.

⎯La Señora Lincoln está subiendo, señor.

Oh joder.  Otra vez no.  No estoy de ánimos para soportar los reproches de ésta mujer por lo que estoy haciendo con mi vida.  Mejor salgo de ella rápidamente para tener mi espacio con mi chica una vez llegue.  Ya necesito perderme en ella.  

Paso mis manos por mi cabello y le digo a Taylor que la haga pasar.  Un minuto después entra Elena con una gran sonrisa, pero viene acompañada, por su aspecto puedo decir que es una sumisa.

⎯Elena.  ¿Qué te trae por acá, nuevamente? ⎯le digo dándole un beso en la mejilla.

⎯Hola querido.  Simplemente quería mostrarte algo por si te antoja ⎯contesta mientras nos sentamos.  La mujer que la acompaña se queda de pie junto a Elena mirando al piso, como buena sumisa.

Solo me pregunto, ¿cuánto demorará en cuestionar mi relación con Ana?

Casi enseguida, se abre la puerta y entra Ana cargada de bolsas con otras más llevadas por Taylor, quien se las lleva inmediatamente.  Se detiene para mirar a la sumisa, luego a Elena y por ultimo a mí frunciendo el ceño.  Se acerca a mí, coloca las bolsas de sus compras en el piso y se sienta a mi lado dándome un beso en la mejilla.

⎯Buenas noches ⎯Le sonríe a Elena.

⎯Hola Anastasia ⎯contesta de vuelta.

⎯¿Y que te trae por aquí?  Nuevamente...

⎯Nada nena.  Elena solo vino a presentarme a su nueva amiga ⎯digo palmeando el sillón para que se siente junto a mí.

⎯¿O sumisa?

⎯Como quieras llamarlo, querida ⎯contesta Elena.

⎯Si mal no recuerdo, ayer te dije que no necesito ninguna sumisa ⎯gruño irritado.

⎯Que traviesa eres, Elena... ⎯La acusa con sorna y sonrío un poco.  No voy a negar que me gusta cuando se comporta de esa manera⎯. Christian ⎯Me mira divertida y no tengo idea de lo que quiere hacer.  Esta mujer es impredecible⎯. ¿Qué te parece si te ayudo a decidir?

No sé qué pretende Ana, pero decido seguirle la corriente.  Le hago un gesto para darle carta abierta, igual sé qué hará lo posible para sacar a Elena de aquí.  

⎯Me imagino que siempre le traes lo mejor a mi hermano ⎯Ver a mi Ana con esa actitud me divierte mucho.  Pero por alguna razón, no me gusta que tenga tanta información de mi vida.  No me gusta que se vea envuelta en esto.  Ya no lo quiero.

No me gustaría manchar o dañar algo tan bueno como lo es mi chica.  No con mi mierda de vida.

⎯Así es querida.  Siempre lo mejor para mi Christian ⎯dice Elena con una sonrisa lasciva que me molesta.  ¿Su Christian?

⎯Muy bien.  Que te parece si tu chica pelea conmigo. ⎯Elena queda confundida y creo que yo no estoy mejor⎯. La sumisa de mi hermano debe tener una alta resistencia, al dolor más que nada.  Así que, si tu chica me gana, se queda.

Suelto una carcajada.  Mi niña sí que sabe cómo sorprenderme.  Elena no sabe qué hacer y no sabe lo que le espera con esta propuesta.

⎯Bueno Elena.  Piénsalo mientras subo mis bolsas y me cambio ⎯Ana se levanta y yo la sigo para ayudarle.

Cuando estamos en su habitación, Ana cierra la puerta y empieza a desvestirse lentamente, mirándome y sonriendo.  Joder.  Es hermosa.  Está en sujetador y bragas, mordiéndose el labio inferior y sabe que eso me mata.  No aguantando más me lanzo hacia ella, necesito estar dentro de ella.

La levanto y coloca sus piernas alrededor de mi cintura, la apoyo contra la pared al lado de la puerta y sin perder el tiempo, bajo el cierre de mi pantalón antes de sacar un preservativo y me lo pongo en mi dura erección.  Desgarro sus pequeñas bragas y la penetro duro.  No se sintió bien estar lejos de ella tanto tiempo y ahora solo necesito sacar esa tensión de mi sistema.  Me quedo quieto y la beso con ardor, la necesitaba tanto.  

Empiezo a moverme con desesperación, no hay otro lugar donde jodidamente quiera estar.  Ana gime en mi boca y eso hace mi cuerpo estremecer, incitándome a tomarla más duro.  Siento en mi polla como mi hermosa y sexy niña se contrae tan fuerte a mi alrededor, que solo me falta motivarla para que se deje ir.

⎯Hazlo para mí, Anastasia ⎯Y ese es el detonante.

Ana quiere grita, pero la beso para ahogar ese fuerte sonido de placer que es sólo mío y me corro yo también estrechándola contra mi cuerpo...  Nos quedamos así unos minutos mientras nuestras respiraciones se normalizan.  

La tomo de la cara con mis manos y la beso suavemente, no sé por qué, pero es lo que necesito de ella en este momento.

⎯¿Quieres quedarte con la sumisa? ⎯pregunta en un susurro cerca de mi oreja y beso su cuello sintiéndome un idiota necesitado de ella.

⎯Claro que no, nena.  Si estoy contigo, es sólo contigo ⎯digo con seguridad.

⎯Entonces vamos a sacar a esas dos mujeres de aquí de tu casa. ⎯Salgo de dentro de ella y veo cómo se estremece.

⎯¿Estás bien? ⎯pregunto con burla.

⎯Mejor que nunca ⎯dice y me da un casto beso haciéndome reír.

Ana se coloca en pantalón corto sobre unas nuevas bragas y una blusa que le llega hasta la cintura, dejándole ver su hermoso ombligo.

Bajamos ambos con una estúpida sonrisa y ahí todos están esperando.  Incluso Taylor y Gail.  Elena nos mira frunciendo el ceño, asumo que adivinando lo que estuvimos haciendo.  Yo sólo sonrío, no me importa lo que ella piense de mí en estos momentos, estoy malditamente feliz.

⎯¿Qué has decidido Elena? ⎯pregunta Ana

Elena me mira, como preguntándome si es cierto.

⎯Elena, yo te dije que no quería una sumisa y deliberadamente me desobedeciste.  Así que ahora te atienes a la voluntad de Anastasia o lárgate de una vez ⎯digo impasible.

⎯Está bien, Christian...  Laura peleará con tu "hermanita"

Mi "Hermana" AnastasiaWhere stories live. Discover now