CAPITULO 28

6.9K 591 34
                                    

Christian

—Es mi última palabra. Voy contigo a Atlanta y punto —le digo mientras estamos costados en el sofá, acariciando su suave espalda después de ese magnífico sexo vainilla que tanto disfruto con ella.

—Está bien, amor... Le preguntaré a Sarah a qué horas salimos mañana.

Su cabeza descansa en mi hombro a aprovecho para pasar mi nariz por su cabello y olerla.

—No creas que te voy a dejar sola en esto. Estaré contigo, con todo y nuestras sombras.

Noto que sonríe y la imito.

—Con todo y nuestras sombras —susurra alzando la mirada.

Tomo su rostro y le doy un profundo beso. Un beso donde le demuestro lo mucho que la amo, lo importante que es en mi vida y que nunca más volverá a estar sola... Nunca más.

—Cámbiate y volvamos con todos.

—Ah no. Tú me quitaste la ropa, tú la vuelves a poner donde estaba —dice con fingida indignación.

Río ante las ocurrencias de mi niña. Si quiere que le ponga la ropa, lo haré... Pero a mi manera.

Nos levantamos y tomo sus bragas que quedaron sobre mi escritorio, vuelvo con ella al sofá y me agacho frente a ella que está sentada. Tomo su pie derecho y lo subo a mi rodilla, mete un pie en su pequeña braga de encaje negra y le doy un beso en su delicioso y húmedo sexo, pasando mi lengua para saborearla. La escucho jadear y sonrío. Bajo su pie y hago lo mismo con su pie izquierdo, esta mujer de exquisita. La hago poner de pie y le subo suavemente sus bragas por sus largas piernas, con mis uñas recorriendo y marcando su blanca piel con una lentitud que hace que arda de deseo, pero ver su reacción, ver que esta igual o quizás peor que yo, hace que me contengan de detener este juego. Coloco sus bragas en su lugar dando un casto beso a su sexo sobre la suave tela de encaje, para luego morderla. Siento como se derrite entre mis manos y cae sentada.

Tomo su sujetador y lo abrocho a su torso mientras paso mi lengua por sus ya erectos pezones, hago que meta los brazos por las tiras sin dejar de chuparlos y disfrutar con ellos...

—Joder, Grey. Ya basta.

Me aparta de ella y empieza a vestirse sola con una rapidez impresionante. Río con muchas ganas.

—¿Me vas a dejar con ganas, nena?

—Tú estabas jugando conmigo. Ahora te toca esperar.

—Mira como me tienes, Ana —murmuro levantándome para que vea lo enfermo que me pone.

Se muerde el labio y siento mi polla palpitar por el deseo que solo ella hace que desprenda de mí.

—Hasta más tarde, Grey —dice señalándome y sale dejándome con un gran problema, uno muy grande.

Bueno, ha sido mi culpa. No queda más que aguantarme. Tenía tantas ganas de arrancar su ropa interior y hacerla añicos, para poder disfrutar nuevamente de su cuerpo.

¡Joder, como me enfermas, Ana!

Me visto y me siento en mi silla para calmarme un poco antes de salir con mi familia. Decido llamar a Ross para que se haga cargo de la empresa por unos días mientras resolvemos este problema, no sé cuánto nos va a llevar deshacernos de este todo esto, pero no pienso dejar a Ana sola mientras ese loco ande por ahí.

Cuando salgo veo a Ana hablando con Sarah y me dirijo hacia ellas.

—Anastasia hace magia con tu humor, hermanito —dice el idiota de Elliot haciéndolos reír a todos.

Ruedo los ojos y sigo mi camino.

—Christian. —Mi padre me llama y voy a sentarme con él.

—Dime, papá.

—No podemos quedarnos aquí todo el tiempo que quieran, mientras resuelven todo. Tenemos obligaciones...

—Lo sé. Estaba pensando en ponerles protección. Dos guardias para cada uno, por lo menos.

—¿No es demasiado, hijo?

—Claro que no, mamá. Ya han muerto dos personas, los quiero fuera de riesgo.

—Con uno basta.

—Si no aceptan, llamo a Ana y estoy seguro de que ella sugerirá tres.

—Está bien. Ustedes son tal para cual.

—Lo somos, mamá.

Le guiño un ojo y ellos sonríen. Voy con Taylor y le instruyo para que se haga cargo de todo aquí en Seattle. De cuidar a mi familia y estar al pendiente si el imbécil ese llega a hacer algún movimiento mientras no estamos. Además de asignar el personal de seguridad para todos.

—Señor.

—Dime, Taylor.

—Ethan Kavanagh está subiendo, señor.

—Ya les aviso, gracias.

Llego con mi nena y la abrazo por la espalda dándole besos en su hombro.

—Mañana salimos a primera hora, señor Grey.

—Gracias, Miller. Tienen una visita.

—¿Quién? —pregunta la morena.

Ambas se tensan. Sí que están nerviosas.

Vamos al salón y en ese momento entra Taylor anunciando la llegada de Ethan, al que veré por primera vez. Entra un chico, tal vez un par de años menor que yo, rubio como Kate y de ojos verdes, alto y cuerpo bien trabajado. ¿Y yo para que mierda le miro el cuerpo?

Ana se suelta de mi agarre y corre a sus brazos. Esto no me gusta, no me gusta que nadie toque lo que es mío. Aprieto mis puños a mis costados.

—No se preocupe, señor Grey. Son como hermanos. Para su suerte.

Ethan, les da besos en la cabeza tanto a Kate como a Ana, que están llorando. Llega Michael y lo saluda también con un abrazo y mientras dice un lo siento.

Lo llevan con mi familia y lo presentan, que ni se le ocurra mirar a mi hermana. Por suerte pasa de ella y llega donde estamos Sarah y yo.

—Mucho gusto, señor Grey. Ethan Kavanagh.

Me tiende la mano a modo de saludo.

—Igualmente —contesto con frialdad.

Escucho las risas de Ana y Elliot al fondo. Los miro y mi hermano niega mientras similar ponerse una soga en el cuello.

—Y tú no piensas saludarme —dice volviéndose hacia Sarah a quien se le nota impasible.

—Hola Ethan. Espero que hayas tenido buen viaje.

Sarah se da media vuelta, pero Ethan la detiene tomando su cintura. La abraza y ella le corresponde el abrazo con fuerza, aferrándose a él. Esto es incómodo, mejor me separo de ellos y les doy su privacidad.

—Perdón por no estar aquí, nena. Te juro que no volverá a pasar, nunca te volveré a dejar sola —dice él.

—No es tu culpa, amor. No sabias que algo así iba a pasar.

—Pero si debí haber venido cuanto antes —dice acariciando su rostro.

—Esto es realmente cursi —le digo a Ana al oído—. Espero no ser así.

—Oh, Christian, créeme que eres peor —dice y ríe bajito.

Sí, soy peor. Ana me ha vuelto un completo idiota.

Cuando vuelvo a mirar, estos dos se están besando. Mejor dejo de mirar, solo me gusta cuando yo lo hago con mi mujer.

Luego de un rato de hablar todos, donde se define que hará cada quien, todos se van a descansar. Mis padres y Mia se quedan conmigo. Ethan, Kate, Elliot, Michael y Sarah se van a su apartamento tres pisos abajo.

—Lo mejor será que vayamos descansar también, mañana será un día bastante largo.

—Lo será, Christian.

Mi "Hermana" AnastasiaWhere stories live. Discover now