EPILOGO

6.8K 546 30
                                    

5 Años Después

Anastasia

—¿Cómo te has sentido? —me pregunta todavía precavido.

Parece que nuestra relación siempre va a ser de esta manera. Incómoda.

—Bien, en lo que cabe.

Levanto las manos y sonríe.

—Te sienta muy bien. A tu esposo se le ve muy feliz.

Sonrío como idiota con la sola mención de él.

—Afortunadamente lo está.

—Pero qué me dices, hija. Que yo recuerde, tú eras la que no quería tener hijos todavía.

Ríe y termino riendo con él. Todavía es extraño estar así con él, pero me agrada saber que no es lo que creí que era. Incluso puedo ver por qué mamá se enamoró de él.

—Lo sé, Steve, pero mira que todo ha ido mejor ahora. Además... Me agrada saber que Theodore vaya a tener a su abuelo presente.

Ver como brillan sus ojos azules iguales a los míos, me emociona mucho. Me gusta poder ser parte de su felicidad.

—No sabes lo feliz que me hace el poder formar parte de tu vida, hija. Y aún más, que me permitas serlo en la vida de tu bebé. Aunque todavía me hacen falta seis meses para salir.

—Y a este hombrecito le faltan cinco meses para salir —digo acariciando mi pequeña panza—. No te perderás de mucho.

—¿Cómo que no? El nacimiento es lo mejor del mundo. Todavía recuerdo cuando naciste, tu madre por poco pierde la cordura y yo una mano.

Ambos reímos.

Hablamos otro rato hasta que se cumple el tiempo de la visita y como ha sido el último año, me entristece dejarlo aquí, pero Christian se ha encargado de que no le falte nada.

—Cuida de ti y de tus dos hombres.

Me da la mano, pero ya quiero algo más de él. Lo abrazo y siento como se tensa, pero me corresponde a los pocos segundos.

Se siente tan bien.

No recuerdo nada de él, nada que no sea bueno por lo menos, y todo gracias a las mentiras de otro. Pero este simple contacto con él es tan extraño y... lindo. Siento una calidez singular y reconfortante, y puedo darme cuenta, de que todo el odio que alguna vez pude haber sentido hacia éste hombre, se ha esfumado. Después de todo, ya han pasado cinco años en los que vengo una vez al mes a verlo, y esta es la primera vez que lo abrazo. Hace mucho tiempo quería hacerlo, pero no me atrevía. No sé si era miedo o vergüenza.

—Gracias —susurra antes de darme un beso en la mejilla.

Limpia las lágrimas que recorren mi rostro y yo hago lo mismo con él. Me da un beso en la cabeza y se va escoltado por los guardias que parecen ya parte de nuestra escena. Los dos hombres se despiden de mí con una pequeña sonrisa familiar y niego por lo absurdo del paisaje.

Ese abrazo con Steve fue algo excepcional, ahora sólo tengo ganas de volverlo a abrazar. Juro no dejar que mi Theodore pase lo que yo pasé por la ausencia de un padre y una madre. Va a poder contar con sus padres siempre, no importa que. Mi bebé va a tener lo que Christian y yo no pudimos, y va a tener todo el amor que se merece.

Salgo de allí con lágrimas en mis ojos y respiro profundamente para tratar de calmarme. Las hormonas rebosantes, no ayudan mucho a que mi corazón deje de latir con ese peculiar desenfreno. Es tan increíble el mar de emociones que ha causado ese simple acto. No puedo creer lo mucho que necesitaba ese abrazo, ese contacto de amor con mi verdadero padre.

Afuera me está esperando Taylor y subo inmediatamente al auto.

—¿Se encuentra bien, señora?

—Si —digo suspirando y con una estúpida sonrisa.

—Una niña necesita de su padre, ¿cierto, señora?

Río.

—Así es Taylor. Tu tampoco pierdas el tiempo. Crecen muy rápido.

Asiente con una sonrisa melancólica y pone el auto en marcha.

Tomamos camino hacia el aeropuerto de Atlanta para abordar el jet y volver a casa. Christian no quería dejarme venir sola, pero le surgió algo último momento y aquí estoy. No creo que demore en llamar para saber si ya vamos de regreso a casa.

Es un hombre realmente desesperante.



Christian

Ana se demoró demasiado en volver a casa, odio saber que se encuentra a kilómetros lejos de mí. Cuando finalmente volvió a casa, sentí mi cuerpo entero distenderse. Dice que la controlo demasiado, pero me odiaría si algo malo le llegara a pasar a ella o a nuestro bebé por algún descuido mío.

Esta tarde es el cumpleaños número cuatro del pequeño John Carrick, y Mia lo festejará en casa de nuestros padres.

Estos últimos cinco años han sido muy buenos, o excelentes debería decir. GEH sigue prosperando como siempre, pero eso no es lo que me hace feliz. Lo único que le da sentido a mi vida es mi esposa, y ahora nuestro hijo. Nuestro pequeño Theodore. Me costó mucho convencerla de tener un hijo, pero tanto a ella como a mí, nos atemorizaba no poder ser suficiente para él.

Nunca tuvimos a nuestros padres y pasamos cosas que ningún niño debería pasar, pero estoy convencido de que si estamos juntos y le damos a nuestro pequeño lo que nosotros nunca tuvimos, ese amor que se nos fue negado, podremos hacerlo feliz. Así como él ya nos hace felices a nosotros.

Cada día amo más a esa loca y desesperante mujer. No me quejo de nada, así la conocí y me hizo aterrizar. Y verla ahora con su pequeña panza, viendo cómo crece día a día y lo hermosa que se ve mi niña.

—Que llegamos. —Me empuja llamando mi atención. Nunca cambia—. Andas en las nubes.

—Usted me tiene en las nubes, señora Grey.

Rueda los ojos y ríe. Amo ese sonido.

—Más bien, date prisa si no quieres que Mia enloquezca. Recuerda cómo se pone cada vez que está embarazada.

En eso tiene razón. Siempre está histérica. No entiendo como Michael se la aguanta, o por qué insiste en seguir embarazándola. Ya van para el tercero, deberían parar ya.

Tomo a mi esposa de la mano y entramos a la casa. Y como siempre, mi hermana no puede ser sutíl. Hay unas doscientas personas, o quizás más.

—Tío.

El pequeño John se lanza a mis brazos y lo levanto. Es muy parecido a su padre, sólo que su piel es un poco más clara y su largo cabello negro como el de su madre, pero con brillantes rizos. Todos aman su cabello y él sólo refunfuña. Es muy gracioso verlo.

—Hola, precioso.

Ana besa su mejilla y él se limpia con asco.

—No me beses, tía —chilla él haciéndonos reír.

Forcejea para que lo baje y sale corriendo hacia sus amiguitos.

Es tan extraño verme así, con familia y compartiendo de esta manera, con dos sobrinos que nunca se cansan, pero me gusta. Me gusta ver a mis padres disfrutar de una enorme familia, a Mia feliz con Michael y con sus dos pequeños, además de su nuevo embarazo. Elliot y Kate con su bebé Ava de sólo tres meses, Ethan y Sarah con Liam, su bebé de dos años, y por último nosotros, con nuestro pequeño Theodore que nacerá en cinco meses. Ana insiste con que ese sea su nombre y me agrada.

Nunca pensé en que mi vida diera un giro como éste, y mucho menos, que lo disfrutaría tanto como lo hago. Realmente amo mi nueva vida, a mi hermosa y loca esposa, y a nuestro pequeño, que pronto se reunirá con nosotros.

Sólo espero poder hacerlo bien.

Mi "Hermana" AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora