── ❝ odin.

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Él despacha en una gasolinera de Texaco siempre estando en la segunda bomba con un palillo entre los dientes y una camisa de tirantes blanca, siempre impecablemente limpia e igualmente tenía su cabello despeinado, el establecimiento se encontraba en la esquina de Wornall Street y Seventy-fifth Street.

Esa mañana de martes a mi madre se le ocurrió la brillante idea de ir a cargar gasolina al auto ya que debíamos ir a un evento al siguiente día y ella decía que no quería quedarse varada a medio camino, y sin esperar fue el día cuando él trabajaba despachando.

Cuando nos estacionamos en una de las cuatro bombas él nos atendió, mientras cargaba la gasolina en el tanque se puso a limpiar los parabrisas con cuidado, primero empezó con el de atrás. Me miró de soslayo con una sonrisa ladina antes de volver a morder su labio concentrado en limpiar el cristal delantero del Honda FCX azul claro de mi madre, con mis mejillas en varios tonos carmesí bajé mi cabeza ansiosamente mientras fingía buscar algo en la cartera desgastada que me regalaron en navidad, no quería que notará lo nerviosa e incómoda que me ponía su presencia en ese momento mientras por dentro provocaba extrañas sensaciones.

Luego de un tiempo lo vi en Joe's, el restaurante más famoso de ese entonces en el pueblo o mejor dicho en la pequeña ciudad. Trabajaba dándole vuelta a las hamburguesas y haciendo las papas fritas, también estaba lavando los cubiertos sucios, también llegué a verlo de mesero sonriendole a los clientes con amabilidad.

Lo observé atentamente varias veces mientras servía y tomaba órdenes a diferentes personas en el restaurante que deseaban comer, mientras todo pasaba mi mente oraba porque no me descubriera siendo una acosadora, luego de unos minutos se acercó a nuestra mesa, mientras se dedicaba a retirar pulcramente los platos de la mesa nos dirigió una sonrisa, estaba dirigida para mi amiga Summer y a mí.

Al sonreír los ojos se tornaron aún más cafés castaños de lo que ya eran, se volvieron un color miel perfecto que me daba la sensación de perderme en ellos debido a su profundidad ¿acaso era posible?

Todo era muy extraño.

Yo estaba estudiando en la Southwestern High School desarrollándome para un futuro legitimo. Él era un "no sé quién", en un principio no sabía de dónde venía, no sabía de quién era hijo o donde nació, tampoco tenía conocimientos sobre si había terminado sus estudios de un nivel básico, ni siquiera sabía si en realidad había pisado alguna escuela en toda su vida. Era mayor que yo, estaba segura de ello, ignoraba por cuanto tiempo lo era, quizá unos pocos años si hablábamos en números, tal vez dos o tres probablemente, pero lo más seguro era que ambos estuviéramos a años luz en cuanto a experiencia sobre lo que es la vida y lo que conllevaba.

Choi Yeonjun.

Fue después de unas semanas, meses en realidad, cuando supe y logré aprender su nombre completo guardándolo en mi memoria y además sin equivocarme en la pronunciación, luego por una conocida de los pasillos de la escuela con quien hablaba casualmente pude descubrir que lo más probable era que tuviera descendencia coreana por parte de ambos padres, aunque aún no me quedaba claro cómo había logrado llegar hasta occidente. Emily, de la clase de Biología, tenía el mismo apellido que él, ella había narrado varias veces en clases que su padre era coreano.

Al principio solo le conocía e identificaba como "Yeon", esto debido a que aquel nombre aparecía bordado cuidadosamente en el bolsillo de la camiseta u a veces overol azul que usaba en su trabajo de Texaco, pero este no se notaba mucho ya que solía no colocarse los tirantes para dejarse solo su camisa de tirantes arriba...

一¡Hola!

一Ah, hola. 一contesté dándole un rápido vistazo antes de continuar con lo mío.

Un comienzo fascinante, ¿no es cierto? Embarazoso, incómodo y para nada romántico como mostraban en las películas.

Estando yo, Maylin Jaffe atrapada en el automóvil, con mi madre al volante sin saber lo que pasaba ya que no prestaba atención o sencillamente no le importaba nada más allá de su biblia de bolsillo que leía en momentos así. Mientras tanto "Yeon" daba vuelta por el lado derecho del pasajero para poder retirar la manguera del tanque de gasolina cuando la bomba hizo un ruido indicando que se había llenado hasta la cantidad indicada.

Tenía algo mal en la pierna derecha; cuando pasó cerca de la ventana del copiloto que es donde yo estaba sentada me di cuenta de que cojeaba inclinándose ligeramente hacia uno de sus costados. Una cojera leve hacia al lado derecho, ciertamente solo podías observarla si mirabas detalladamente su forma de caminar, actué distraídamente cuando estuvo frente a mi ventana tomando algunas monedas con su mano, para él era como si no hubiera visto eso, para cuando volteó mis ojos estaban muy lejos de él, aunque ciertamente mis pensamientos no.

Una cojera, una sonrisa y unos ojos cafés.

一Aquí tiene el cambio, señora. 一ahora había ido del lado del pasajero, donde se encontraba mi madre, él tenía el ticket de la venta, mejor dicho, la compra en su mano derecha mientras que su tarjeta de crédito con la que había pagado se encontraba siendo extendida por su mano izquierda.

一Gracias muchacho. 一habló ella cantarinamente tomando la tarjeta primero y después el recibo.

一De nada. Por favor regrese pronto, señora. 一contestó él, mientras mi madre firmaba el ticket de la venta con ese lapicero que siempre portaba en su bolsa y posteriormente guardaba su tarjeta, él me miraba.

Ese día el Sol estaba a sus espaldas como si el tiempo climatológico se hubiera puesto de su lado para hacerlo ver imponente con la luz, su cabello era tan negro que parecía tener la noche misma en su cabeza mientras que el peculiar brillo de este podía simbolizar las estrellas, todo para que el pareciera perfectamente el espacio exterior en persona. Desconocido, nuevo y queriendo ser descubierto, así se veía a mis ojos.

Mi corazón latió rápidamente sin motivo.

El chico se alejó de la ventanilla tranquilamente.

Mi madre echó a andar el motor del automóvil con las llaves, y así ambas salimos de la gasolinera. 

 

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