Inicios de los años cincuenta.
Los jóvenes viven al tope de la adrenalina, con las hormonas alborotadas y disfrutando cada día como si fuera el último, pero ella no...
Maylin Jaffe era la chica con los padres judíos, educada para vivir una vida tran...
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No podía explicar por qué era tan especial YeonJun Daniel Choi, excepto que, para mí, Maylin Jaffe, él lo era prácticamente todo.
Mi mundo, mi luz, mi motivo. Todo, no había una palabra en el diccionario como para describir lo que él era para mí en realidad.
Podría decir e incluso afirmar como un hecho fidedigno que, desde aquella noche en la que se había realizado la fiesta hecha a la fuerza por mi madre festejando mi cumpleaños, hasta que ellos mismos nos destrozaron, estuve con YeonJun en cada momento que pudo ser posible.
No importaba ya realmente lo que tuviera que decir o hacer para estar junto a él, todo lo que me era posible lo dije e igualmente lo realicé, llevando a cabo cada una de las excusas existentes, recurriendo a todos los trucos imaginables solo para estar a su lado.
Por obvios motivos, no todas las veces se lograba salir impune.
En algunos de mis intentos por escapar mi madre llegó a sorprenderme en repetidas ocasiones, algunas de ellas siendo más situaciones más fuertes que otras. En una de las ocasiones me gritó, en esa ocasión la casa de los Jaffe se llenó de alaridos.
La recordaba con exactitud, YeonJun y yo estábamos cumpliendo seis meses de relación, el plan era ir a cenar a un lindo restaurante de todos los lugares exóticos que él conocía en la ciudad; sobre mi cama llegué a acomodar algunos de mis peluches de cierta forma que pareciera yo misma recostada sobre la cama, durmiendo; usualmente mi madre al verme dormir no me molestaba por lo que el plan era perfecto. Esperaría lo suficiente encerrada en el baño de la planta baja hasta escuchar como mis padres subían a su habitación, así saldría por la ventana del baño para terminar en el jardín trasero y poder escapar por la misma cerca vieja por donde me escapé en diciembre para salir con YeonJun.
Era un plan perfecto creado con sumo cuidado, pero esa noche el plan no saldría como esperaba gracias a que, antes de recostarse, mi madre quiso revisar a su amada hija dormir y la sorpresa no fue nada agradable.
一¡Maylin! 一el grito que pegó Esther posiblemente se escuchó por toda la tranquila calle en la que vivían一. ¡Maylin!
Me sobresalté al escucharla, nunca fue lo suyo gritar. No quise responder, ni siquiera salir del sanitario, pero algo muy dentro de mi pecho me decía que, de no contestar, la situación podría escalar mucho más rápido de lo que pensaba.
一¡En el baño, madre!
Esther Jaffe, por su parte, al escuchar a su hija mientras bajaba las escaleras se sintió más tranquila por lo que colocó una mano sobre su pecho. Pero el que su hija estuviera en el baño y, en su cama dejara a sus peluches perfectamente acomodados.
Al estar frente a la puerta de cedro, la mujer ató los tirantes de su bata tono rosa antes de abrir la puerta. Maylin alzó la mirada, encontrándose la de madre e hija.
一Maylin, ¿qué haces? 一cuestionó en ese momento la madre, observando como su hija ni siquiera parecía haber tomado una ducha一. ¿Por qué aun estás vestida?
