Capitulo 4

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"El chico italiano"

Hoy era miércoles y debía empezar el trabajo del señor Sullivan junto a Nico. En cuanto al tema del sábado había pasado una semana y Alice lloro y lloro hasta que dio el brazo a torcer y perdono a Nate ya que es su mejor amigo y siempre fueron unidos.

Mi hermano me pidió perdón el cual acepte solo si no metía en cosas raras a nuestra familia y lo cual el acepto.

Y en cuanto a Nate y mi relación con él se volvió peor que antes. El ya no bromeaba cuando se trataba de mí y no me dirigía la palabra como yo le dije. Cuando teníamos que almorzar en la escuela él se iba a una mesa donde su nueva novia Cindy estaba sentada.

En estos momentos me encuentro sentada en las gradas mirando el entrenamiento de Finn junto a mi nuevo compañero de trabajo mientras debatimos sobre que va a tratar.

Niccolo me cae muy bien. Estos días hemos entablado más conversaciones de lo habitual hasta el punto que se sienta con nosotros de vez en cuando.

— ¿Hace cuánto no vas a Italia? —le pregunto dando un sorbo a mi jugo.

— Hace un año y medio —responde nostálgico—. Extraño mucho a mi familia.

— Yo tengo familia allí —le digo y él me sonríe—. Podríamos irnos de una escapada.

— ¿Acaso me propones una cita Jones? —cuestiona divertido—. Deberías comenzar con invitarme un café aquí al menos.

El ríe haciendo que yo me ría junto a él. Detiene su risa y se queda mirándome y yo hago lo mismo. Nos quedamos mirándonos por unos segundos y cuando él se estaba acercando para besarme alguien nos interrumpe tosiendo al frente de nosotros.

— Myers —digo levantando mi vista y acomodándome en el asiento.

— Hola rubita.

— ¿Necesitas algo? —le pregunta Nico.

— De ti nada italianito —le responde y yo ruedo los ojos—. Quiero hablar contigo Jones.

Miro a Nico el cual esta con los labios apretados y su ceño fruncido en dirección a Nate el cual tiene una sonrisa divertida que no veía hace mucho.

— Tienes solo quince minutos Myers —advierto señalándolo.

— Me sobra y me basta —dice orgulloso.

Me levanto de mi asiento y lo sigo por detrás mientras camina hacia los vestidores los cuales están vacíos ya que todos están entrenando.

El para en seco y se sienta en un pequeño banco palmeando su costado para que me siente junto a él. No decido sentarme y me paro en frente de el con los brazos cruzados.

— Lárgalo Nathaniel.

— Quería pedirte perdón por todo —dice en tono amable agachando su cabeza.

Con el tono con que me lo dijo parece arrepentido por meter a mi hermano en ello pero aun mantengo mi postura seria.

— No me tienes que pedir mi perdón Nate —respondo—. Tú metiste a Zac en ese mundo pero él es que fue solito. No lo obligaste a nada.

Al decir esto levanta su cabeza mirándome y se para quedando muy cerca de mi lo que me hace retroceder unos pasos atrás. Me sujeta la mejilla y comienza a acariciarla con su pulgar dejándome helada.

— Aun no sabes nada de lo que hice —me dice mirándome fijamente con tristeza—. Pero quiero que entre nosotros este todo bien Asti.

Me quedo aun helada por cómo me llamo ya que él nunca me llamo de tal manera. Por instinto me separo bruscamente de él y paso una mano por mi cabello.

— Lo sé —miro para otro lado para evitar su mirada—. Sé que quieres que nos llevemos bien por Alice y lo acepto tratemos de ser amigos.

— No lo digo por....

No completa su frase ya que una chica mejor dicho su novia Cindy la misma que se besuqueo en mi casillero y la que me mira con desprecio lo rodea por detrás plantando un beso en su mejilla.

Ella lo gira totalmente y toma su cara y lo besa apasionadamente. Me arreglo la ropa y él se separa de ella haciendo que note mi presencia.

— ¡Angela estabas aquí! —exclama falsamente ella y veo como Nate me mira.

— Me llamo Astrid —le respondo secamente—. Y adiós.

Giro sobre mis talones y vuelvo a las gradas donde Nico me estaba esperando con su vista puesta en el campo de juego. Me siento nuevamente a su lado y el me saluda pasándome un brazo por mis hombros.

Luego de unos minutos al girar mi cabeza veo como Nate y su novia salían de los vestidores con un aspecto muy obvio de lo que pasó. El encuentra mi mirada y me ve por unos segundos antes de sonreír y ser arrastrado por su novia.

Al finalizar el entrenamiento Nico me lleva hasta mi casa y cuando estaciona al frente él se gira en dirección mía para poder verme.

Nos quedamos mirando durante unos instantes hasta que él se digna a hablar.

— ¿Quieres ir al cine mañana por la noche? —pregunta de repente evitando mi mirada.

— ¿Acaso el solitario Niccolo Bianchi me está invitando a una cita? —le pregunto haciéndome la sorprendida—. Creo que no dormí bien por la noche y sigo soñando.

— No empieces Asti porque cambiare de opinión en invitarte.

Salgo del auto y lo rodeo para poder hablarle desde su ventanilla.

— Estaré lista mañana a las siete —le tiro un beso en el aire y doy la vuelta para caminar hasta mi puerta.

Escucho como ríe y enciende el motor de su auto para poder marcharse.

Malas decisionesWhere stories live. Discover now