EL TESORO DEL LOBO

Capítulo 22

Egan me deja en la cama de la habitación en donde había despertado, lo cual es cruel ya que contando el hecho de que no puedo dormirme ahora...

- Mejor siéntate - Dice.

Yo suspiré y con pereza lo hice, él se queda a mi lado.

- ¿Cuánto falta? - Pregunté adormilada.

- No pienses en eso y verás que pasará más rápido -

- Es muy difícil no pensar en eso cuando lo único que quiero ahora es dormir -

Él resopla.

- Pues aguanta -

- Es fácil para ti decirlo, quiero verte con tanto sueño pero sin poder dormir, a ver si logras aguantar -

Él ríe levemente pero suspira, yo bostecé y miré por la ventana. Gruñí y miré a Egan quien tenía una sonrisa divertida.

- Te gusta ver mi sufrimiento ¿No? -

- No seas exagerada, pero si, es divertido -

Lo fulminé y le estiré su oreja lobuna haciendo que soltara un chillido lobuno.

- Oye, son sensibles - Dice acariciandose las orejas.

- Mejor -

Él gruñe pero entonces se acerca a mi.

- Tengo una idea para que pase más rápido el tiempo - Dice.

- Soy toda oídos, lobito - Dije.

Él sonríe de lado pero entonces se acerca aún más a mi y me besa.

Vaya forma... funciona y me gusta, premio doble.

Apoyé mis manos en sus mejillas y le correspondí aunque inconscientemente lo jalé hacia mi haciendo que apoyara sus manos a mis costados y se acercara más.

Nos separamos segundos solo para agarrar aire antes de volver a unir nuestros labios, hasta que él metió su lengua en mi boca intensificando el beso y yo lo jalé más hasta acostarme, profundizándolo.

Sus besos bajan a mi cuello y yo solté ligeros jadeos, noté como su cola lobuna se erizaba notoriamente y sus orejas se movían inquietas.

Pero entonces el sueño aumentó de golpe, Egan se separa sonriendo y acaricia mi mejilla.

- Te lo dije... ahora ya puedes dormir, tesoro... - Apenas podía abrir los ojos ya, mis fuerzas me abandonaron provocando que mis brazos cayeran.

- Egan... - Exhalé su nombre antes de caer profundamente dormida.

Pero antes lo sentí besar mi frente con ternura y acomodarme en la cama, me cubrió con las mantas y no supe nada de lo que ocurrió después.

***

***

Bostecé estirándome completamente sobre la suave superficie de la cama, abrí los ojos con esfuerzo ya que aún los sentía pesados pero pude hacerlo y miré a todos lados.

No había nadie en la habitación, suspiré y me senté, me tallé un ojo con pereza antes de intentar levantarme de la cama. Mis piernas temblaban un poco, pero me mantuve en pie.

Aunque en algunos pasos casi caía de no ser porque me estabilizaba de nuevo o me sostenía de algo. Suspiré y salí de la habitación, bajé las escaleras con ayuda del barandal al cual prácticamente lo estaba abrazando, mientras bajaba peldaño por peldaño.

- Entonces debemos volver a la manada ¿No? Ya tenemos la gema - Escuché la voz de Ryo.

- Ese era el plan desde un inicio... pero ¿Y Iris? - Me detuve al escuchar la pregunta de Kyle - La manada de Pilar no hizo nada porque no tienen que temer... pero Marcus... hizo que la manada odie a los humanos... -

Se hizo un silencio sepulcral.

- Eso es si quiere venir con nosotros... perdió a su padre pero sigue teniendo un hogar a donde volver - Dice Ryo.

- Alpha ¿No dirás nada? Tú eres el más apegado a ella... ¿No quieres que se quede? -

Esperé a escuchar la respuesta de Egan pero hubo mucho silencio antes de aquello.

- Esa decisión no nos corresponde... en su momento... ella decidirá que hacer -

Miré el suelo por un momento, pero entonces di un paso más para acercarme a ellos, pero en ese momento todo comienza a temblar.

- ¡¿Qué pasa... ?! - Preguntan los Licans.

La ventana tras de mi se rompe y siento a alguien agarrarme.

- ¡Egan! - Grité.

Me sacaron por la ventana pero tras nosotros apareció Egan en forma lobuna, me tiraron atrás de una barrera de hombres lobo. Egan ruge y comienza a intentar abrirse paso hacia mi pero lo atacan todos a la vez, Ryo y Kyle aparecen para ayudarlo.

Me intenté levantar pero me temblaban las extremidades, en eso, los licántropos que atacaban a los chicos salen volando.

- ¡Aléjense de mi casa! - Hanna aparece para atacar a los invasores.

Sentí tanto alivio al verla.