Capítulo 9: El peor coqueteo de la historia es para...

6.2K 555 141
                                    

Entramos al set de grabación y Eduardo se pone a filmar todo para enviarle a su novio y subir como historias en Instagram.

—¡No puedo creer que estoy rodeado de famosos! —exclama. Roxana esboza una sonrisa divertida y no puedo evitar contagiarme, es gracioso ver a mi amigo tan emocionado por algo—. ¿Qué escena toca hoy?

—Primer beso entre los protagonistas —replica la actriz. Su novio, quien decidió entrar, hace una mueca y yo bufo mientras me quedo atrás con él.

—¿No deberías irte a trabajar? —le pregunto.

—Hoy es mi día de franco —contesta—. ¿Te molesta que esté acá?

—Sí —respondo sin ninguna duda.

—Ese no es mi problema. —Se encoge de hombros—. Igual, ya me voy, no me gusta ver cómo mi novia besa a otros tipos.

—Es su trabajo —expreso.

—¿En serio? ¡No me digas! —dice con sarcasmo y rueda los ojos.

Contengo las ganas de soltarle un insulto y resoplo cuando de lejos veo a Ale. Él también nota mi presencia y me saluda con la mano, esbozando una sonrisa de oreja a oreja. Ni siquiera le devuelvo el gesto, no me interesa.

—¿Quién es ese? —me pregunta Abel. Arqueo las cejas.

—¿Qué te importa?

—Bueno, me importa, pareciera que te quiere comer.

—¿Y? ¡Yo quiero que me coma! —exclamo. Mi amigo me escucha y me mira como si estuviera loca.

—No lo parece, ni siquiera lo saludaste y cuando lo viste hiciste un ruido extraño —contesta mi acompañante.

No dejo que siga hablándome, simplemente me acerco a Ale con expresión coqueta, rezando para no engancharme con ningún cable. Siento la mirada de Eduardo y Abel sobre mí, al mismo tiempo que pienso en qué voy a decirle a este chico cuando llegue hasta él.

—Hola —lo saludo. El rubio hace un gesto con la cabeza y sigue en lo suyo, que es repasar el libreto—. Recién me saludaste con énfasis —agrego. Me mira con el ceño fruncido y luego suelta una carcajada.

—No, querida, era a alguien que estaba detrás de vos —responde entre risas—. Qué feo que hayas pensado que te estaba saludando.

—Mmm... —Me sonrojo y chasqueo la lengua. Era obvio, ¿por qué me iba a saludar así a mí? Entonces él mira a nuestro alrededor y divisa a mi amigo.

—¿Ese es tu novio? —quiere saber—. ¿Estás intentando darle celos o algo de eso?

—Eh... no es mi novio, pero sí quiero darle celos. —Miento.

Entonces deja el guión sobre una silla, y me levanta como si fuera una pluma. Suelto un grito y me aferro a su cuerpo con todas mis fuerzas mientras él se ríe.

—Dale, mujer, no es tan difícil —comenta acomodando mis piernas alrededor de su cintura. Toma mis muslos y debo admitir que me da bastante calor el hecho de estar tocando su cuerpo bien trabajado. Además, tenerlo a centímetros de mi rostro no ayuda mucho—. No me digas que nunca te hicieron el amor de esta manera —susurra arqueando una ceja. Me atraganto con la saliva y me pongo roja.

—Sí, bueno, pero fue hace mucho —contesto medio tartamuda. Suelta una risa contagiosa. Su sonrisa es muy linda, debo decirlo. Me aprieta los glúteos y hace un sonido de aprobación—. ¿Qué se supone que estamos haciendo?

—Coqueteando.

—¡Esto no es coquetear! —exclamo intentando bajar, pero me sostiene con más fuerza y me apoya contra una pared. Le pido ayuda con la mirada a mi amigo, pero este está muerto de risa y me saluda con la mano antes de dar media vuelta y alejarse. ¡Maldito!

La boda de mi exDonde viven las historias. Descúbrelo ahora