Capítulo 15: Duras tentaciones

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En medio de un mundo lleno de oscuridad y dónde la inmensidad y lo etéreo se mezclaban hasta formar una sólida ascensión indescriptible, Gregor despertó.

Cuando lo hizo, estaba con el torso desnudo y la cortina de la ventana ya no ondeaba ligeramente por lo que la habitación estaba sumida en un extremo calor. El sudor le recorría todo el cuerpo y tenía tanta sed que le dolía la cabeza. De pronto, comenzó a tener hambre. Mucha hambre.

Se quedó sentado sobre el borde de la cama organizando su caótico cerebro y fue en ese instante cuando alguien llamó al otro lado de la la puerta.

—Señor Gregor, ¿se encuentra allí?. —preguntó la chica de servicios—. He traído la merienda, señor.

Su apetito se incrementó y no podía perder esa oportunidad. Tomó la toalla y comenzó a secarse mientras se disponía abrir.

Al otro lado, en el corredor, estaba la chica que laboraba para los servicios del hogar. Gregor la conocía muy bien por lo que no fue sorpresa para él darse cuenta que ella desviaba la mirada cuando apareció en el umbral sin la camisa puesta.

—Ven, pasa. —incitó Gregor—. Llegas justo a tiempo.

La joven negó con la cabeza aún sin poder mirarlo. La tentación era su mayor dolor y no quería volver a sentir el peligro. Gregor se hizo a un lado y ella no tuvo más remedio que ceder con la bandeja de postres sostenida en sus manos. Lo primero que sintió al entrar fue el olor metálico de la habitación. Olía extraño y era evidente que debían limpiar a como de lugar. Sin embargo, a Gregor no parecía molestarle. Cerró la puerta y puso el cerrojo.

El peligro era inminente.

—¿Qué tienes allí, tengo mucha hambre?. —interrogó observando la bandeja.

Ella se la mostró con cierto temor pues tenía miedo... mucho miedo.

Habían múltiples postres recién horneados por Melissa Puente: tartaletas, tartas de chocolate y trufas recién hechas y congeladas. Gregor tomó una tarta de chocolate y le dio un gran mordisco. Sintió los sabores en su boca como un volcán. La sensación fue tan inmensa que podía nombrar con exactitud (a pesar de que no tenía ni idea que llevaba) los ingredientes de aquel suculento manjar. Comió otro... y reparó que la joven lo observaba con pureza.

Fue la mirada del peligro carnal.

Gregor tomó un poco del sirop de chocolate de la tarta y a continuación se bajó el mono gris que llevaba aquella tarde y se sacó su miembro. Los ojos de la joven se abrieron de golpe.

Él sonrió con malignidad.

Su miembro estaba semi erecto, y sin embargo, tenía un gran tamaño. Colocó el chocolate sobre él y con la mano lo puso muy cerca de la chica. Ésta tembló. Quería huir.

Pero siempre caía ante la tentación del peligroso Gregor.

—Vamos, pruébalo. Sé que te encanta. —afirmó él.

La joven ya sumida en la tentación dejó la bandeja sobre la cama y se inclinó. Tomó el miembro con sus manos y comenzó a lamerlo muy lentamente.

Gregor se estremeció.

—Mírame. —exigió.

Ella levantó la mirada aún con el pene entre sus labios. La erección estaba en su punto más alto. Lo miró a los ojos.

Él volvió a sonreír fríamente.

—Pídelo. Quiero que lo pidas como si fuera lo único importante que tienes aquí.

La chica dejó de chupar. Le sostuvo la mirada y le contestó:

—Lo quiero para mí. Quiero tener todo esto para mí, señor Gregor.

Entonces muy excitado Gregor reprimió un gemido y con fuerza introdujo su pene hasta el fondo de la garganta de la chica. Ésta se ahogó. Fue justo en ese momento cuando Gregor comenzó a embestir violentamente hasta que la saliva salía por la boca de la indefensa joven.

Secretos de una ninfómana 🔞 (Completo)✅ (En físico) 😍Where stories live. Discover now