Capítulo 37: En las fauces del enemigo

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En un primer momento, Alissa tuvo cierta dificultad en reconocer al hombre que se le había aparecido ante sus ojos. Aunque la música se amplificaba por todo el lugar, las voces de los guardaespaldas fue muy contundente y fría.

—Ven aquí.

El más corpulento tomó por el brazo a Gregor y lo arrastró hacia la salida con apenas un mínimo esfuerzo. Justo al pisar la entrada lo empujó en un solo movimiento y éste dio un traspiés hacia adelante derramando así la bebida que llevaba entre sus manos.

Por su parte, Lukas Trent se colocó cerca de ella y le miró con una turbia expresión.

—Hola señorita Alissa, ¿cómo se encuentra?

Su voz era más jovial de lo que ella pudo imaginar: era un tono grave y sólido.

“—Espero no me la hayan lastimado. —advirtió Lukas.

Ella lo miró y reconoció al mejor amigo de Albert Colt. Era un hombre que a pesar del evidente avance de edad resultaba ciertamente atractivo. Llevaba una camisa grisácea que se ajustaba un poco a nivel del abdomen dónde una leve protuberancia se erigía firme hacia adelante. El cabello en su mayor parte estaba surcado por múltiples canas y una barba hirsuta le daba un toque relativamente interesante, pensó para sus adentros Alissa.

El dolor del brazo ya había cesado pero no pudo sentir por menos, que estaba en un ambiente muy poco ideal para ella.

Se sentía incómoda.

—Hola, Lukas… —se había dado la vuelta para mirarle directamente—. Sí, todo bien, muchísimas gracias.

Y salió decidida.

Una vez que se encontró en plena entrada del bar, lanzó una mirada en derredor para vislumbrar el panorama. Gregor estaba cerca de su carro con el brazo apoyado sobre el techo del mismo. Cuando observó que su prima se dirigía hacia él y Lukas le seguía con cautela a una distancia prudente, no tuvo más remedio que comenzar a alejarse.

—Ven aquí —llamó ella acelerando el paso—. ¡Espera!

Gregor se detuvo.

Alissa ya había llegado a su encuentro. La noche estaba muy pesada y sentía un poco de frío en su erizada piel.

—Creo que es hora de irnos a casa. —avisó.

Su primo no respondió. Por el contrario, miró por encima del hombro de Alissa y ésta se giró para ver cómo Lukas Trent y los otros gorilas seguían flanqueándoles los costados como si de alguien importante se tratara.

—Gregor… —empezó a decir ella.

—Vete. —contestó él.

La confusión embargó a Alissa que para aquel instante no comprendía del todo la situación. Jamás había visto a su primo tan ensimismado y retraído como esa noche.

Jamás.

Ni en su más remotos pensamientos que siempre rayaban en lo oscuro podría detenerse a pensar en lo que su primo le temía o no.

Sí, porque era eso: temor.

La mirada de Gregor era de soberbio e inconfundible terror.

¿Pero a qué le temía?

A… ¿Lukas?

No se había dado cuenta de cuando la escena había cambiado por completo pero en el momento que ella volvió a la realidad y despejó sus intrincados pensamientos, Lukas Trent estaba a unos palmos de ella. Demasiado cerca para percibir el aliento a cigarrillos en su rostro. 

Secretos de una ninfómana 🔞 (Completo)✅ (En físico) 😍Where stories live. Discover now