Capítulo 1.

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3 años atrás

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3 años atrás.

—¡Felicidades a mí!—le grité a la nada y me reí tan fuerte que accidentalmente me resbalé de la mesa sobre la que me subí.

Patética. Eso es lo que soy para estar celebrando sola mi propia graduación. Al menos tengo una botella conmigo, tomo la botella que ha sido mi amiga mientras celebro mi graduación y frunzo el ceño al descubrir que está vacía.

Ni una gota sale cuando la giro.

—Mala botella—me quejo.

Observo el minibar y está vacío.

Cómo el alcohol es un excelente compañero decido que necesito conseguir más, estoy segura que mañana me arrepentiré, pero justo en este momento eso no es lo importante. Caminar a la puerta con los tacones que uso se vuelve una misión complicada así que me los quito y sostengo ambos zapatos cuyo tacón podría ser un arma excelente.

Llego hasta el pasillo sin más problemas y cuando espero por el ascensor para ir a la zona del casino me encuentro con una persona que no esperaba ver. Lo observo cuando se detiene a mi lado esperando el ascensor y sonrío porque es la última persona que esperaba ver en este lugar.No es como si este sea también mi lugar, pero el hombre frente a mí no combina con la vida loca de Las Vegas.

Juraría que su expresión cambia cuando se percata de mi presencia a su lado, pero no es cómo que pudiera conocerme. O quizá reconoce a la chica loca que asiste a todas sus conferencias y lo mira como si fuera el mejor hombre en el mundo. Sabía que debía llevar un cartel para proponerle matrimonio, estoy segura que de esa forma me podría recordar.

¡Santo Cosito!

Recuerdo a Leyla dándome la idea de llamarlo así desde el momento en que dije que él sería mi crush, era eso o decirle "delicioso", pero cuando Leyla me explicó el significado preferí mantenerlo como un crush tranquilo, no es que el hombre a mi lado no esté para desvestirlo, es solo que así al menos podía escuchar lo que decía en vez de desvestirlo en mi mente. Pienso en decir "hola", pero el timbre anuncia que el ascensor acaba de llegar arruinando mi oportunidad. Extiende la mano como para que yo entre primero y no puedo evitar mencionar lo caballero que es, algo que lo hace sonreír. Contengo mi suspiro y me enfoco en ver las puertas de metal que se cierran. Debo parecer normal.

—¿Piso?—me observa esperando a que responda para marcar el botón.

Trato de aclarar mis ideas, pero llego a la misma conclusión.

—¿En cuál piso crees que pueda conseguir alcohol? El minibar de mi habitación fue vilmente asaltado.

—Entonces vamos para el mismo lugar—sonríe y marca el primer piso—. Lindos zapatos—menciona señalando el par de tacones que llevo en la mano.

—No pensé que fueran tu estilo, bueno en realidad eso no podría saberlo después de todo qué más da si te gusta usar tacones puedes hacerlo—cabe destacar que dentro de mi diálogo borracha mi acompañante permanece con una sonrisa en el rostro en todo momento. Justo cuando las puertas se abren nuevamente me giro hacia él y extiendo mis zapatos—Que nadie te diga qué hacer, son tuyos para que brilles mientras caminas.

Una Lección de AmorWhere stories live. Discover now