Esas tres últimas horas habían pasado demasiado rápido para mí, una torrencial lluvia caía, el estruendo de los rayos y centellas alumbraban el oscuro cielo. Ana y yo vestimos nuestros tipos uniformes de enfermeras, ambas con una bolsa de basura negra con varias mudas de ropa. Ana se para frente a mí, toma mis manos.- Gracias por todo y quedios nos proteja.
- A por todas y que dios nos guíe.
Montamos mi auto y conducimos por la calle hasta la renta de autos tal y como lo habíamos planeado disputas a todo incluso a morir. Llegamos a la renta de autos, bajamos del auto y caminamos hasta la caseta donde se alquilan los autos.
- Hola, bienvenidas a RentaCars, ¿en quépuedo ayudarles? — nos preguntó el chico que atendía masticando goma de mascar con voz grave y lenta.
- Hola, sí, queremos alquilar un coche
- ¿Por cuánto tiempo?
— miro a Ana y ella dice:
- Por setenta y tres horas
- El alquiler por tres días es de unos ciento cincuenta dólares — saca un papel a travésde una pequeña rendija que tenía el cristal de la caseta - firmé aquí la que va a pagar.
Tomo el bolígrafo y firmo. Subimos al auto y Ana condujo a través del bosque por un camino lodoso hasta llegar a una vaya llena de maleza desde la cual se podía ver a lo lejos la parte trasera del hospital. Ana bajó del auto y a penas la podía ver a través del cristal del auto debido a la intensidad de la lluvia, apartó un poco la maleza, volvió a subir al coche
- Mierda me pinché—su mano sangraba un poco, lame su mano. Sujétate — me dijo mirándome directamente a los ojos
Puso el auto en retroceso y retrocedió varios metros y luego aceleró hacia delante impactando el coche contra la vaya lo que provocó que callera al suelo. Ana me mira otra vez y me dice:
- ¡Hagámoslo!
- ¡Hagámoslo! — muevo mi cabeza diciendo si con ella
Avanzamos hacia delante hasta llegar a la puerta de la que había hablado Ana, ella mete la mano en la guantera del auto y saca la pistola. Bajamos del auto y frente a la puerta nos encontrábamos las dos bajo una leve llovizna que había dejado una gran lluvia.
- suerte
- suerte
Ana se guarda la pistola en bolsillo derecho de su uniforme. Entramos por la puerta, atravesando la cocina hasta llegar al pasillo que llevaba a la celda de Edward— abrimos la puerta lentamente....
DU LIEST GERADE
Demonios Mentales
Horror...Los demonios del infierno no son tan malos como los de tu propia mente.. "Demonios Mentales" (Borrador) Una historia de horror que cuenta la cruda realidad que vivian los enfermos mentales en hospitales psiquiatr...