La Extracción (Parte 1)

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Esas tres últimas horas habían pasado demasiado rápido para mí, una torrencial lluvia caía, el estruendo de los rayos y centellas alumbraban el oscuro cielo. Ana y yo vestimos nuestros tipos uniformes de enfermeras, ambas con una bolsa de basura negra con varias mudas de ropa. Ana se para frente a mí, toma mis manos. 

- Gracias por todo y quedios nos proteja. 

- A por todas y que dios nos guíe. 

Montamos mi auto y conducimos por la calle hasta la renta de autos tal y como lo habíamos planeado disputas a todo incluso a morir. Llegamos a la renta de autos, bajamos del auto y caminamos hasta la caseta donde se alquilan los autos. 

- Hola, bienvenidas a RentaCars, ¿en quépuedo ayudarles? — nos preguntó el chico que atendía masticando goma de mascar con voz grave y lenta. 

- Hola, sí, queremos alquilar un coche 

- ¿Por cuánto tiempo? 

— miro a Ana y ella dice:

- Por setenta y tres horas 

- El alquiler por tres días es de unos ciento cincuenta dólares — saca un papel  a travésde una pequeña rendija que tenía el cristal de la caseta - firmé aquí la que va a pagar. 

Tomo el bolígrafo y firmo. Subimos al auto y Ana condujo a través del bosque por un camino lodoso hasta llegar a una vaya llena de maleza desde la cual se podía ver a lo lejos la parte trasera del hospital. Ana bajó del auto y a penas la podía ver a través del cristal del auto debido a la intensidad de la lluvia, apartó un poco la maleza, volvió a subir al coche

- Mierda me pinché—su mano sangraba un poco, lame su mano. Sujétate — me dijo mirándome directamente a los ojos 

Puso el auto en retroceso y retrocedió varios metros y luego aceleró hacia delante impactando el coche contra la vaya lo que provocó que callera al suelo. Ana me mira otra vez y me dice:

- ¡Hagámoslo! 

- ¡Hagámoslo! — muevo mi cabeza diciendo si con ella 

Avanzamos hacia delante hasta llegar a la puerta de la que había hablado Ana, ella mete la mano en la guantera del auto y saca la pistola. Bajamos del auto y frente a la puerta nos encontrábamos las dos bajo una leve llovizna que había dejado una gran lluvia. 

- suerte 

- suerte 

Ana se guarda la pistola en bolsillo derecho de su uniforme. Entramos por la puerta, atravesando la cocina hasta llegar al pasillo que llevaba a la celda de Edward— abrimos la puerta lentamente....

Demonios MentalesWo Geschichten leben. Entdecke jetzt