La Ejecución

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La Ejecución

Siempre odiaba tener la razón en malos momentos, pero podía sentir desde la noche anterior como la muerte nos rondaba. El guardia me toma por el brazo y nos pasa a Ana y a mí por una puerta situada a nuestra derecha, mientras cruzaba el pasillo me sentía como un cordero siendo llevado al matadero. No podía parar de llorar con la cabeza baja, miré a Ana y también lloraba, volteé mi vista hacia el guardia y su cara sería y de amargura ya estaba acostumbrada a estas cosas. Nos dejó en una pequeña cabina al fondo del pasillo con una pared de cemento gris, y salió por una puerta de hierro que estaba al final de la misma cabina, pasaron al rededor de unos veinte minutos y regresó a por nosotras junto a otros dos guardias más. Nos tomaron por el brazo y nos llevaron al patio del juzgado, una gran multitud de personas situada frente a tres orcas, mientras caminábamos hacia ellas las personas nos apuñalaba con sus miradas e insultos. Nos subieron por las escaleras de madera y nos pusieron de espaldas a las escaleras de madera de la orca y de frente a la multitud, estábamos a un metro del suelo solamente, mire hacia abajo justo entre mis dos pies y había una cuadra puerta que se abría tirando de una larga cuerda que estaba debajo sostenida por un verdugo que vestía con una sotana negra como de cura y una capucha en forma de cono también negra en el cual solo podía ver a través de dos pequeños agujero que tenía a cada lado de ambos ojos. En seguida trajeron a Edward, él seguía con la capucha negra puesta y pataleando como animal descontrolado y lo tiraron en el suelo entre las dos orcas. El juez se paró frente a la multitud con un gran libro en sus manos y dijo en voz alta:

- La muerte con la muerte se debe de pagar y así este tribunal lo ha decidido. Padre es el turno de su oración para dar inicio a la ejecución.

Un cura tomó el lugar del juez y se puso de frente a nosotros, levantó su mano derecha y dijo:

- Señor, ten piedad de estas almas perdidas que muy pronto estarán siendo jugada por tu divina presencia, dales paz y descanso y que el polvo regrese al polvo, y la tierra a la tierra como dice tu palabra que debe ser, amén

Miré a Ana en la otra orca a tan solo un metro de mí y se veía su pecho muy agitado, mientras que yo también estaba así, ambas sudábamos mucho y no podíamos parar de llorar. Ana me mira y me dice entre lágrimas

- Lo siento - su voz

- No lo hagas, hicimos lo que creímos mejor - mi voz se quebraba

Miré una vez más abajo y traían dos caballos y los ubicaron de espaldas uno del otro con un espacio por medio de al rededor de un metro, tomaron a Edward boca arriba dos guardias, uno sostenía sus dos brazos y el otro las dos piernas, no paraba de patalear y gritar, al que sostenía las piernas se le escapó una, pero la volvió a tomar rápidamente. Lo acostaron en el suelo justo en el espacio que había entre los dos caballos y lo encadenaron a ambos caballos con unos grilletes. El verdugo se acercó con dos látigos pequeños en sus dos manos, el caballo que sostenía los brazos de Edward relincho y el verdugo subió ambos brazos y los dejó caer dándole dos latigazos a los caballos haciendo que ambos corrieran en direcciones contrarias, el cuerpo de Edward se partió a la mitad dejando la tierra bañada en sangre mientras que los animales seguían corriendo arrastrando los intestinos y ambas partes del cuerpo. Todo fue tan rápido, pero tan doloroso, Edward no paraba de gritar del dolor al sentir su cuerpo rasgándose. El verdugo se viró hacia nosotras y tomó ambas cuerdas que sostenían la pequeña puerta a nuestros pies. Estaba totalmente aterrorizada, sabía que la muerte era segura, pero la incertidumbre de cuál cuerda tiraría primero me estaba matando, el verdugo tiró de la cuerda y Ana calló a través de la puerta, el lazo en su cuello se cerró y la veía ahogándose mientras pataleaba, sus manos empezaron a temblar bruscamente y en menos de dos minutos mi querida Ana había muerto. Mi respiración estaba agitada, y tenía mucho miedo,
El verdugo se puso frente a mí, se enredó la soga en su mano derecha y en ese preciso momento en que la iba a jalar el juez dijo:

- Alto

El verdugo miró al juez y todos empezaron a murmurar

- Esta mujer será donada a la ciencia, con ella se realizarán procedimientos que ayudarán al avance de la medicina, serán realizados en el Hospital Psiquiátrico en el mismo que ella trabajaba, gracias a la doctora Carmen por esta intervención.

- Y que hay de la justicia por la muerte de mi marido, él sufrió bastante cuando ella y sus compañeros lo asesinaban - dijo la viuda de Raúl

- No se preocupe mi señora, ella sufrirá de más por los crímenes que cometió, ya que como dije será internada en el hospital para realizar experimentos con ella

La doctora Carmen tenía ganas de verme sufrir y estoy más que segura que esto fue idea de ella.

- No, no, mátenme, mátenme - les gritaba llorando porque sabía que el sufrimiento que se avecinaba sería duro

Demonios MentalesWhere stories live. Discover now