El Admirador Secreto || [Adaptación]

〔 ❀ 〕EIGHT

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❛❛「 (手紙) La Charla」 ❜❜
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Desde el día que entraste en mi vida, eres lo único en lo que pienso. Eres la razón por la que respiro. Las estrellas de mi cielo. Eres lo mejor de mi vida. El amor de mi vida.

Mixtli corrió a su estudio, si eran verdad sus sospechas no quería nada que tuviera que tener con ese sujeto. Llego cerrando la puerta con llave, estaba dispuesta a deshacerse de todo eso acercando el bote de basura a su escritorio abriendo el cajón donde ocultaba esas cartas, las miraba con lagrimas saliendo por la frustración que tenía tomándolas y estaba a punto de romperlas por la mitad... Pero no pudo, se negaba a creer que era Robert su admirador, esas palabras que la hacían sentir tan amada junto con los detalles; no podía ser él... No quería que lo fuera... Sin embargo ¿Si lo era? La cabeza de la morena era un mar de emociones y pensamientos. 

Desistió de pensar más esa velada, estaba demasiado agotada por lo que guardo de nuevo los escritos; limpio su rostro para que no haya indicios de llanto y si tenia suerte Akim ya se habría acostado por lo que no logaría verla así.  Cuando llego noto que su marido no se encontraba en el cuarto siendo mejor; se desvistió sin molestarse en prender la luz así que se puso un camisón negro quedándole algo corto mas no le importo; se despeino desmaquillándose a la vez y se retiro las joyas que traía. Terminando se acomodo dentro de la cama como siempre dándole la espalda a lado del albino, al poco rato este entro al igual que ella en la oscuridad se desvistió; acabando quito las cobijas de su lado. 

—¿Estas despierta?— el masculino miraba el techo en lo que su mano derecha estaba detrás de su cabeza. 

—Si— contesto sin mucho animo— ¿Necesitas algo?

—¿Qué tipo de relación tenias con Robert?— pregunto sin rodeos, la americana solo suspiro aun de espaldas. 

—Ya te lo dije Akim, fue sin importancia. 

—Para ser así, te afecto demasiado...—algo de enojo en su voz. 

La castaña no respondió, no estaba de humor para soportar esas actitudes y sus estados de animo tan negativos; pudo escuchar como suspiraba mientras se acomodaba en la misma posición. Balam sentía muy mal, primero al ver al australiano fue un golpe duro trayendo recuerdos que se supone había olvidado hace mucho tiempo o eso creía, sumando que ahora tenía la angustia junto con la decepción de su enamorado secreto, ese que alegraba sus días. Gotas saladas llenaron sus ojos ámbar sin parar de brotar; se abrazaba a si misma dándose consuelo a si misma... Fue cuando unos brazos la rodearon estuchándola en un intento de que experimentaba algún tipo de alivio, eso hizo que se quebrara y provocara mas sollozos.  

—Solo déjalo salir Mixtli—susurro el soviético abrazándola más, pegándola a su pecho. 

La nombrada lloriqueaba como si fuera una niña pequeña, en lo que su pareja le daba besos suaves por sus hombros y cabello tratando de tranquilizarla. Un rato después pudo calmarse, el masculino la alejo brevemente para darle un pañuelo que se encontraba justo a la mesa de noche.