El Admirador Secreto || [Adaptación]

〔 ❀ 〕SIXTEEN

❍ ──── · · ·
❛❛「 (手紙) Una parte de ti」 ❜❜
· · · · · · · · · · ✧

He venido aquí sin expectativas, sólo para declarar, ahora que tengo la libertad de hacerlo, que mi corazón es y siempre será tuyo.

Maratón 4/8

Al llegar a casa Akim intento despertar a su esposa pues se había quedado dormida profundamente sobre su hombro.

—Mixtli despierta—la llamo, mas no hubo respuesta—ya llegamos.

Unas cuantas veces más trato de privarla de su sueño, fallando en todos los intentos así que solo le quedaba llevarla en brazos hasta la cama.

—¿Quiere que lo ayude señor? —se ofreció César al ver las intenciones del ruso.

—Solo ábreme la puerta de la casa, por favor—pidió dándole las llaves.

Mientras que el chofer se adelantaba para cumplir la petición, el otro tomo a la mujer entre sus brazos caminando con ella hasta la entrada de su hogar.

—Gracias César—agradeció en un susurro.

—No agradezca señor—respondió igual en un tono bajo. —Hasta mañana, buenas noches.

Se retiró, el eslavo cerro como pudo, se dirigía entre la oscuridad del lugar a su cuarto no presentando algún problema puesto que llego sin tener que encender la luz, y sin tropezarse ninguna vez. Abrió como pudo, una vez dentro de un leve empujón con el pie cerro. Deposito a la latina en el lecho, pero se percató que había una cuestión más grande: cambiarla de ropa.

Suspiro, busco de la forma más silenciosa posible entre la ropa de la femenina alguna prenda cómoda para descansar, puesto que la encontró se acercó y sin pensarlo mucho coloco sus manos debajo de su cuerpo encontrando el cierre del vestido, de haber estado de píe hubiera facilitado el trabajo, sin embargo, no era así por lo que era complicado hallarlo. Cuando lo detecto lo bajo de la manera más delicada, temía que se atorara con la misma tela y una vez que la cremallera estaba abierta le saco la prenda tirando hacia abajo, por suerte eso fue sencillo, aunque lo difícil fue verla desnuda ya que gracias a la forma del vestuario no tenía que llevar nada más que sus bragas.

Para distraerse el soviético comenzó a quitarle los zapatos mas no tardo mucho ellos, suspiro de nuevo procurando no prestar mucha atención a la figura de su amada, se dedicó a colocarle el camisón que escogió con el mayor cuidado posible, por alguna razón no deseaba despertarla. Ya una vez puesto fue más fácil concentrarse en su labor, porque debía admitirlo, su físico era como para comérselo a besos. Siguió retirando todo aquello que le resultaría incómodo para dormir, como la joyería e incluso desbarato el peinado que traía. Terminando concluyendo que algo más la podría incomodar la arropa y para su sorpresa, no pudo evitar observarla, se veía hermosa; con su mano aparto algunos mechones castaños que caían en su rostro para después acariciar la suave piel de su mejilla, sin dase cuenta comenzó a acortar la distancia entre ellos oliendo ese aroma que emanaba.