El Admirador Secreto || [Adaptación]

〔 ❀ 〕FIVE

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❛❛「 (手紙) Recuerdos 」 ❜❜
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El Amor, Que Todo Lo Cura Es Locura

Exactamente un mes y medio fue el tiempo que paso desde que el admirador secreto de Mixtli mandaba sus cartas, no existía alguna que no haya recibido a veces estaban acompañadas de flores, chocolates y demás presente aunque uno de esos días llego un peluche de perro de la raza chihuahua siendo blanco, recordándole a su mascota de la infancia. 

Unos problemas surgieron con el nuevo socio de la empresa de su marido, provocando que Andry y Juni se quedaran más tiempo del que habían planeado logrando que la mexicana y la filipina se convirtieran en mejores amigas , ambas adoraban pasear e incluso cada miércoles por la tarde iban a tomar café en lo que esperaban a que sus parejas llegaran a la casa. 

La de origen oriental demostró que era alguien muy inteligente al igual que amable, parecía no tener problemas para socializar así que era bastante fácil el apreciarla, pero en donde realmente se destacaba eran las estrategias ya que cada martes iba a jugar con quien tuviera el valor de enfrentarla ya que rápidamente se dio a conocer su talento. 

Con más le gustaba jugar era con Arthit Saeli un hombre gentil e inteligente a quien la vida le había dado dolor y sufrimiento dejándolo solo, con su pasado jamás fue pretexto para la rubia lo trataba como un igual considerándolo un gran amigo también que un digno oponente admirando su fortaleza y esas ganas de salir adelante para tener una mejor una vida él y Antay, su novia teniendo una historia similar.  Anhelaba ayudarle sin embargo lo llego a conocer tan bien que conocía de sobra que su orgullo no le permitiría aceptar ningún tipo de apoyo encamino de su parte, su única opción que le quedaba era mover influencias con su pareja para darle trabajo en la empresa. 

—¿Sabes? Tienes un corazón muy bueno Jun— decía la latina en lo que caminaban por las calles para llegar a su hogar

—Es que solo quiero ayudarlo... Se que tiene lo que requieren y la capacidad para estar en la compañía, en verdad creo que merece la oportunidad— tomo aire la más baja— Ese negocio se esta extendiendo, por lo que necesitan gente, es ahí donde necesitan a Arthit.

—Tienes suerte de que mi cuñado no te niegue nada— sonrió mirándola

—Lo acabas de decir, mi esposo, mas también es industria de los demás como de Akim, debo hablar igual con él— hablo con seguridad, deseaba auxiliar.

—Entonces te deseo suerte con eso...— pensaba en la posible reacción del albino

—¿No te gustaría socorrerme?—le pregunto la asiática juntando sus manos en forma de súplica, provocando que la occidental soltara una carcajada.

—Créeme que es mas probable que te diga si a ti, que a mi—aseguro de ello, no es que el soviético le negara lo que quisiera, pero una cosa era algo material y otra meterse en sus asuntos de trabajo.