Prólogo

32.3K 1.7K 726
                                    

La casa Madrigal se encontraba, como siempre, llena de vida y felicidad.

En esta se podían escuchar los pasos apresurados de los residentes. En especial de las más mayor que junto a esto, tenía una expresión de preocupación.

- Abuela, basta -Mirabel andaba tras ella.

- Esto tiene que salir lo más perfecto posible -su nieta la miró seriamente-, de acuerdo, sólo tiene que salir bien.

- Exacto, así que tranquilizate. Sólo es una pintura, ¿qué tan difícil es encontrar a un pintor?.

- El señor Gutiérrez es el mejor del pueblo, y el único.

Mirabel sólo apretó los labios.

- Bueno, esa pintura no era tan necesaria -soltó una risa nerviosa.

La mayor suspiró.

- Pronto será el aniversario de nuestra familia, y me hubiera encantado tener esa pintura. La primera pintura en esta casa, junto a Bruno -admiró su alrededor.

Mirabel pudo ver la decepción en el rostro de su abuela, eso la hizo sentir mal.

- Yo podría intentarlo, no debe de ser tan complicado -sonrió confiada la de cabello rizado.

Aquella sonrisa se convirtió en una de preocupación al ver el espacio donde iría la pintura, toda una pared.

- Bien, necesito algo de inspiración así que saldré. ¡Adiós! -Mirabel se fue corriendo.

Pudo ver como los niños jugaban y se divertían, el clima estaba lindo y el paisaje era de lo mejor.

- Una pared es como la hoja de una libreta, sólo que cien veces mayor a su tamaño -jugó con su cabello.

Caminó tanto hasta llegar al jardín de niños del pueblo, la cual se escontraba vacía por el recién inicio de vacaciones. Su vista recorrió el lugar con una sonrisa, le traía lindos recuerdos ese lugar, pero se detuvo al ver una gran pintura en una de las paredes.

Era un dibujo demasiado colorido y pintado perfectamente, observó una pequeña firma en la esquina inferior de la pared con cursiva: ______.

¿La ______ que conocía pintaba?, tal vez podría tratarse de otra, intentó recordar si se lo había mencionado hasta que su mente le dio la respuesta, en cuanto la tuvo volvió rápidamente a casa en busca de su abuela que se encontraba en la cocina junto a su madre.

- ¡Abuela, que bueno que te encuentro! -habló agitada-, tengo- una- solución -dijo entrecortada.

El venir corriendo le había cansado.
Su madre, Julieta, se acercó y le acarició la espalda mientras le decía que se recuperara antes de seguir hablando.

- Necesito hacer más ejercicio -se tranquilizó-. Pero volviendo al tema, tengo una opción respecto a la pintura. Encontré a alguien que pinta a la altura del señor Gutiérrez así que ya no tienes de que preocuparte -mencionó rápidamente.

- No estaba preocupada, habías dicho que tú lo harías -sonrió su abuela burlonamente.

- Si, estoy muy segura que tu preocupación había aumentado con eso -Mirabel comenzó a reír.

- Yo no dije nada -se encogió de hombros la mayor-. Pero ahora al parecer encontraste a alguien, ¿quién es?. No recuerdo a otra persona que pinte muy bien.

- Es ______, la nieta de doña Isabel. Ha venido algunas veces por proyectos de la escuela, y es hermana de Emilio quien es amigo de Antonio.

- Oh, creo recordarla. ¿Es compañera de Camilo y tuya, no? -habló Julieta.

En el Silencio [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora