Capítulo 7

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— ¡Tengo la peor suerte de todas! —Mirabel entró molesta.

______ estaba en la escalera continuando con su dibujo. Era sábado por la mañana y le sorprendía ver a su amiga con esa actitud desde temprano.

— ¿Qué sucedió?

— ¡Salomé! ¡Eso sucede!. No sé qué es lo que escuchó Dolores pero, creo que me intentó decir algo sobre un romance de su hermano —se veía con pánico.

— ¿Y cómo sabes que era sobre Camilo? —seguía dibujando.

En esta ocasión inició el dibujo de la señora Pepa.

— Antonio es demasiado pequeño como para esas cosas, ese término no es del todo conocido por él.

La chica bajó de las escaleras.

— Dejando eso de lado, ¿me invitarías agua? —sonrió.

Mirabel asintió y ambas caminaron a la cocina.

— Gracias prima de Salomé —habló cuando la de rizos le entregó un vaso con agua.

La Madrigal la miró con enojo y disgusto.

— No es gracioso.

— Para mí lo es —intentó no reír.

Mirabel sonrió sarcásticamente.

Ahora que somos primas, seremos mejores amigas para siempre —la castaña imitó la voz de Salomé.

— Que pésima eres imitando —se cruzó de brazos.

Mirabelita, eres mi prima favorita —se retorció mientras intentaba sonar tierna.

— ¡Basta!

¡Seremos primas para siempre! —se acercó a abrazar a Mirabel.

Esta la alejó con desagrado.

— Por favor, cállate —suplicó.

— Dijiste que soy pésima imitando pero ya te fastidie —se burló—. ¿Te desagrada mi voz? —volvió a imitar a la pelirroja.

— ¡______! —chilló.

Le divertía molestar a su amiga.

¡Oh, estoy tan feliz! ¡Camilo y yo nos vamos a casar! —dio saltitos.

— ¿Qué tú y yo qué? —entró Camilo a la cocina.

La castaña paró de hacer lo que estaba haciendo y sólo miró a Mirabel, quien tenía infladas sus mejillas para evitar reír.

El karma sí que era instantáneo y lo acababa de comprobar.

_______ sólo estaba quieta, ni siquiera quería respirar como si eso le ayudaría a desaparecer y que Camilo no la viera más. Tonta ______.

Los nervios se apoderaron de ella, ¿por qué justo tenía que entrar él?.

— Je je, ¿yo y tú qué? ¿De qué hablas? —mencionó haciéndose la confundida.

— ¿Por qué dijiste que nos casaríamos? —escuchó a sus espaldas.

— ¿Yo dije eso?. ¡Te equivocas!

— Si lo hago, ¿por qué no me miras?.

______ apretó sus ojos y con valentía se volteó, al mirarlo sintió como el calor subía por su cara.

— Yo no me refería a ti, hablaba de otro Camilo. Uno muy diferente —sonrió nerviosa.

El chico alzó la ceja.

En el Silencio [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora