Capítulo 14

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—Creí que sería el primero en llegar —saludó Gilberto al estar en el punto de reunión.

En el lugar sólo se encontraba Camilo, quien sólo dio un movimiento de cabeza en forma de saludo.

—Lástima, te gané —sonrió.

Poco a poco había más gente circulando, era el día en que iniciaba la celebración por el aniversario del milagro así que, era muy común ver este movimiento en estas fechas.

—Por cierto —inició llamando la atención de su compañero—. ¿Qué onda con ______?, digo, parece como si quisieras acercarte pero sólo sigues alejándola.

—¿______?, sólo le hablo de vez en cuando. No es como que me interese tenerla de amiga o algo así —se encogió de hombros.

Mentiroso, le reprochó su consciencia.

—¿Estás de broma, no?

—¿Por qué lo estaría?

—La vas a ver incluso a su casa pero no quieres tenerla de amiga, bueno entonces, ¿la quieres tener de algo más? —alzó su ceja.

—No se que es lo que te diga ella pero, creo que leer mucho romance le está afectando. Ella no me interesa en ese aspecto —soltó molesto.

—Camilo —se burló—. Tú y ______ son los únicos idiotas que no se dan cuenta que entre ustedes pasa algo desde hace años.

—Estás equivocado.

—No, y se que tú también lo sabes de cierta manera. Todos estos años te la pasaste como un tonto hablando y tratando de la mierda a ______, sólo para ocultar tus verdaderos sentimientos —habló molesto—. Ella te gusta pero tu simplemente sigues negándolo.

—¡Ella no me gusta! —alzó la voz.

Algunas personas voltearon a verlos pero no era de tanta importancia así que cada uno siguió en lo suyo.

—¿Entonces te gusta mi prima?

Camilo no respondió.

—Salomé está muy entusiasmada contigo, desde que supiste sobre sus sentimientos ella cree que pronto ustedes van a ser novios —Gilberto suspiró.

—Pues tal vez tenga razón —Camilo estaba serio—. Aún si me gustara ______, ella no está interesada.

—¿Cómo lo sabes?, ¿se lo has preguntado?

—No es necesario, ella es tan... tan natural contigo —Gilberto abrió sus ojos con sospresa—. Incluso tú también has ido a su casa, la escuché hablar con su abuela, tan común es que vayas que ya has entrado a su habitación.

El pelinegro llevó su mano para frotarla contra su cara.

—¿Crees que yo —se señaló a sí mismo— YO le gusto? —cuestionó apuntó de reír.

Camilo asintió confundido.

Gilberto sólo soltó una carcajada.

—Si que estas tontito —le dio palmadas en su hombro mientras seguía riendo—. Ella nunca me vería de esa forma.

—¿Y cómo lo sabes? ¿Se lo has preguntado? —Camilo le devolvió sus preguntas.

—No es necesario preguntárselo.

—¿Pero tú si la verías de esa forma? —arrugó su frente.

—Tal vez —ladeo su cabeza con una sonrisa mientras cruzaba sus brazos.

Camilo tensó la mandíbula al oír eso.

—Es una broma —volvió a reír—. A mí ya me gusta alguien, que no es ______ —aclaró—. Camilo, ¿por qué te cuesta tanto admitir que ella te gusta?

En el Silencio [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora