Capítulo 28

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Golpeó el lápiz en su cabeza de forma inútil, no es como si eso fuera a darle mágicamente las respuestas del examen que tenía frente a ella.

Por suerte este era el último y mañana comenzarían las vacaciones.

Cerró sus ojos, luego de unos segundos apareció en su mente la palabra que buscaba. La anotó rápidamente antes de que se le olvidara y soltó un suspiro de alivio, al parecer golpearse la cabeza si había funcionado.

Se tomó los minutos restantes en volver a revisar su examen con cuidado hasta que sonó la campana indicando el fin de clases, y de igual manera, el fin del semestre.

Todos gritaron con emoción.

—No tan rápido jóvenes, den ese grito cuando vean su nombre en la lista de los que pasaron el año —habló el profesor de forma aburrida.

Pobre, estaba tan calvo que incluso alguien podría ver su reflejo en la cabeza de él.

Pasaron de forma ordenada a poner los exámenes en el escritorio para después salir casi corriendo.

—¡Libertad! —Mirabel alzó los brazos.

—¡Libre soy! —Gilberto le siguió—. ¿Le gustaría ir por un helado, bella dama? —se giró hacia la Madrigal.

—Acepto con mucho gusto.

Si, en estas semanas ellos se habían vuelto pareja. Al fin, después de tanto tiempo Mirabel fue valiente y le confesó que ella sentía lo mismo.

Incluso Gilberto lloró cuando Mirabel se lo dijo, o al menos en la historia que le contó a su amiga.

—¿Vienes? —invitó el pelinegro.

La castaña negó, —Iré con Camilo.

Ambos chicos asintieron y se fueron de ahí.

Sintió como fue abrazada por los hombros, —Al fin son vacaciones, ¿sabes que significa? —Camilo le habló en el oído.

—¿Dormir tarde? ¿No hacer tareas? —sonrió.

—Además de eso —sonrió—. Podremos hacer planes, estaba pensando en aprender algo juntos ¿eso te gustaría?.

—Me encantaría.

Como respuesta recibió un beso en la mejilla, Camilo entrelazó sus manos y comenzaron a caminar juntos.

—¿Qué tal el examen? —cuestionó ______.

—No fue tan difícil, o eso pienso yo. Incluso pude recordar una respuesta gracias a ti —dio una sonrisa abierta.

La castaña lo miró con curiosidad.

—Al leer la pregunta recordé cuando me gritaste la respuesta un día, fue cuando estabas estresada porque no me aprendía nada —soltó una risita.

—Lo siento por eso —soltó con culpabilidad—. Fue una muy mala forma de recordar algo.

—No hay problema, luego de eso me besaste así que —se encogió de hombros—. Valió la pena.

______ le dio un leve empujón.

—¡Cami, ______! —llegó Antonio junto a ellos.

—Holi Toñito —saludó felizmente la chica.

Camilo lo saludó revolviendo el cabello del pequeño.

—Por fin son vacaciones, podré jugar durante todo el día con mis animalitos —caminó mientras daba brinquitos.

—Eso suena demasiado divertido.

—Estás invitada —sonrió.

—¿Yo también estoy invitado? —intervino Camilo.

En el Silencio [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora