Capítulo 24

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—Sólo cortalo —cerró sus ojos con tristeza.

Escuchó cómo las cuchillas de las tijeras sonaban cuando estas se topaban y sintió como su cabello se sentía cada vez más ligero.

Luego de unos minutos su abuela habló, —Hice lo mejor que pude.

______ miró hacia abajo, esperando el momento de valentía para mirarse al espejo que estaba frente a ella. Inhaló profundamente y sin soltar el aire levantó la mirada.

Su cabello antes llegando a la cintura ahora estaba por encima de sus hombros.

—Tengo que ir a hablar con los padres de esa jovencita, lo que hizo no tiene perdón —habló molesta su abuela.

—Ya te lo dije, fue un accidente —la miró a través del espejo.

La mayor la miró seriamente, —______ no quieras verme la cara de tonta, el chicle estaba muy bien pegado y esparcido como para que fuera un accidente.

Y si... su abuela tenía razón.

Eso no había sido un accidente, había sido a propósito. Todo pasó tan rápido que sólo recordó como sintió que su cabello fue jalado y cuando menos se dio cuenta ya tenía el chicle pegado en gran parte de su cabello.

Mirabel intentó ayudarla, pero no pudo hacer gran cosa. Así que decidió amarrar su cabello en lo que restaba de clases y llegando a su casa, le pidió a su abuela que le cortara el cabello. Obviamente esta se sorprendió, ella sabía cuanto amaba su nieta el cabello largo.

—¡Si!, ¡no mientas! —entró Mirabel.

—Creí que habías ido a tu casa —su amiga la miró.

—Lo hice, pero le dije a mi madre que tenía algo que hacer primero. En realidad mentí, mi tía Pepa anda murmurando cosas que nadie entiende —habló de forma misteriosa—, y pensar que Dolores se quejaba de mi tío Bruno —soltó una risita.

—Sólo está preocupada, embarazarse a los 50 es algo complicado —intervino la abuela.

—Al menos Félix y Camilo han logrado evitar que ocasione un huracán.

El chico había faltado a clases hoy por quedarse a cuidar a su madre, su estado actual era delicado y tenía que manejarse de la mejor manera posible.

Mirabel volvió su atención a la castaña, —Te ves linda, Salomé se arrepentirá de haber hecho eso, ahora te ves más atractiva —se mordió el labio ligeramente mientras sus cejas subían y bajaban.

Y si... la responsable del corte de su cabello había sido la gran Salomé Guzmán.

—Me veo horrible —se quejó.

—Claro que no, simplemente no estás acostumbrada a verte de esta manera —su abuela intentó peinar un poco su cabello—, tú eres muy linda, y el cabello corto se te ve bien.

—Incluso podrías ponerte lazos durante la noche y hacerte rizos, nos veríamos como gemelas —intentó animar la Madrigal.

Eso hizo sonreír a la castaña, —Suena tentador.

—Yo te los haré esta noche —la mayor le dio unas palmadas en sus hombros.

—Tal vez debería de esperar hasta nuestro cumpleaños, sólo faltan 6 días.

—¡Ah!, siento que han pasando tan rápido todos estos días, aveces no quisiera seguir creciendo —Mirabel habló mientras se acercaba a su amiga.

—Crecer es parte del ser vivo, y puedo decir que, me siento orgullosa de ambas —la abuela abrazó por los hombros a las chicas.

En el Silencio [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora