Capítulo 19

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Se miraron uno al otro, ambos se complementaban a la perfección y eran conscientes de ello.

—¡Mira este, mi niña! —gritó su padre a lo lejos mientras el enseñaba un pescado enorme.

______ apartó la mirada de su libro y sonrió, —¡Sigue así! —animó sentada debajo de un árbol a la orilla del río.

Su padre y su hermano estaban en un bote pescando, ella por su fobia decidió hacerles compañía en tierra firme. Donde todo era más seguro... aveces.

Cerró su libro y se recostó en el árbol, respiró profundamente sintiendo como el aire entraba a sus pulmones para después soltarlo. Aún se sentía mal por lo sucedido en la mañana pero, ¿para que seguir sufriendo por alguien a quien no le importas?.

Junto a ella tenía a su abuela, su papá y su hermanito, y debería de estar feliz por eso.

Feliz...

—Sigo siendo un experto —presumió su papá.

Los tres ya habían llegado a la casa, era de noche y su papá se encargaba de fritar el pescado.

—Basta de alardear y cocina más —la abuela regañó.

______ sonrió burlona al ver cómo su papá hacía una expresión de tristeza.

—Ahora que recuerdo, mañana es tu día especial —miró a su hija—. Ten por seguro que estaré ahí para ver la famosa pintura por la cual me abandonaste —bromeó.

—Verás que valió la pena.

—Por supuesto que valió la pena, todo que ella hace es lindo —su abuela la abrazó por los hombros.

Este amor es el que necesitaba más ahora.

Luego de eso cenaron, sólo que está vez no fue entre risas, ¿el culpable?, en una ocasión Nicolás estaba riendo tanto mientras comía pescado que terminó ahogándose con una espina... y desde ahí las risas quedaron prohibidas al momento de comer ese marisco.

—¿Has pensando en lo que te dije? —su papá entró a su habitación después de tocar y que la castaña le diera el pase.

______ estaba en su balcón jugando con una pequeña piedrita que recogió. Habían pasado tantas cosas que ni siquiera recordaba la propuesta de su padre.

Irse... sonaba a algo muy tentador. Iniciar una nueva vida, nuevos amigos, nuevos conocidos...

...

Pero Encanto era su vida, tal vez las cosas no estaban bien por ahora pero no por eso iba a huir, además ahí tenía a dos amigos que odiaría abandonar, incluyendo a su abuela.

—Supongo que me quedaré, la abuela seguirá aquí así que, puedo seguir viviendo en Encanto  —sonrió.

Nicolás se acercó a su hija y le dio un beso en la cabeza mientras le daba un abrazo aceptando su decisión.

—Emilio se irá conmigo, será un peso menos para ambas.

______ se separó un poco sólo para poder observar un poco a su padre, —¿Él lo decidió?.

El señor asintió lentamente, —Intentaré venir en tu cumpleaños, si has cambiado de opinión en ese entonces, puedes venir con nosotros —la volvió a acercar a él.

—Los extrañaré mucho.

Estuvieron unos segundos más abrazados.

—Bueno, ya es tarde. Te dejo dormir, mañana es un día especial —meneo su dedo índice.

En el Silencio [Camilo Madrigal] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora