Capítulo 30. Con todo y contra todos

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Alexander 

Allison estaba ahí de pie, con la camisa llena de sangre y el rostro pálido. Yo seguía empuñando el arma apuntando hacia donde ella se encontraba, pero luego de unos segundos y de observar que Di Ángelo no se movía me acerque para comprobar que estuviera bien. Me quite el suéter y le limpie la sangre del rostro bajo su atenta mirada, sabía que evitaba mirar el cuerpo bajo sus pies y entendí que necesitaba sacarla de allí lo más rápido posible, sin embargo quedé perplejo cuando vi la gran cantidad de sangre en sus manos.

—Allison, no, no, no —. Dije horrorizado y ella se desvaneció en mis brazos, mientras los hombres de Leonardo, junto con Jotrov y Rubén entraban en el apartamento.

Le desabotone la camisa descubriendo su estómago y todo se derrumbó dentro mi al ver aquel pequeño agujero sobre este. Allison coloco la mano sobre la herida y la observé contraer el rostro por el dolor, sentí que todo se me nublaba en aquel momento y comencé a sentirme ansioso.

—Una ambulancia —había dicho, sin embargo nadie parecía prestarme atención — ¡Demonios necesitamos una ambulancia! —Grite y la observe comenzar a perder la conciencia —Lo siento pequeña, lo siento mucho mi ángel—presione la herida con aquel suéter y ella volvió abrir los ojos.

— Él lo hizo —. Dijo con voz cansada — Su arma, también apretó el gatillo—señalo y en ese momento coloqué sus manos sobre la herida para que fuera ella ahora quien ejerciera presión sobre esta y me acerque al cuerpo de Di Ángelo.

El único disparo que escuche fue el que yo había hecho, pero al observar el arma desparramada por el suelo note que tenía un silenciador, era un maldito infeliz y me enoje más cuando me di cuenta de que aún no estaba muerto. Trate de saltar sobre él, pero Rubén lo impidió y cuando vi que se estaban llevando a Allison corrí detrás de ella.

—Ve con ella, —me incentivo Rubén —yo me encargo de todo lo demás —Asentí ante sus palabras y fue él ahora quién se acercó a Di Ángelo.

Cuando llegamos al lugar como era de esperarse Marco ya no estaba allí. Encontramos a mi hermano atado y amordazado, pero no estaba muerto; entendimos en aquel momento que todo había sido una trampa para alejarnos de Allison, sin embargo algo no encajaba. Marco Antonelli quería saldar su cuenta con Rubén Patrovick o eso era lo que teníamos entendido, entonces ¿Porque se había marchado? Sabíamos que debíamos mantenernos alerta, porque él nos seguía asechando.

—Pon a la madre de Allison a salvó —. Dije antes de desaparecer detrás de la puerta y Rubén poso la mirada sobre la mujer —Tenemos que protegerla —él asintió y yo me apresure para alcanzar a los paramédicos, no sin antes observar como también se llevaban aquel hombre. Jure allí mismo que terminaría lo que había comenzado. El pagaría con su vida el daño que le había hecho a Allison.

***

—Debe quedarse aquí, no puede pasar —exclamo una de las enfermeras, mientras la perdía de vista dentro del quirófano.

Mire mis mano cubiertas de sangre y sentí la rabia acrecentarse dentro de mí. Aquel hombre había cometido el error más grande de su vida y si no moría, iba a preferir haberlo hecho, porque no descansaría hasta hacerle pagar cada gota de sangre derramada por ella. El clan Lombardi llegó en aquel momento y Genave se acercó mí, me estrecho en sus brazos y la escuche sollozar. Allison era tan importante para ella como para mí y sabía que todo esto la lastimaba.

—No entiendo que pasó. Rubén dijo algo sobre Di Ángelo Marchena y quedé realmente confundida —recordar que aquel hombre seguía respirando hacia qué aquel momento fuera mucho peor, sin embargo sabía que Genave solo quería comprender todo esto.

El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora