Epílogo

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Alexander 

Semanas después 

El sol de Miami me calentaba la piel mientras Allison descansaba de lo más cómoda sobre aquella tumbona dejando ver más piel de la cuenta. Me baje los lentes y mire de mala forma a un tipo que se comió con los ojos su trasero, era mejor que apartara sus ojos de ella o conocería al demonio que llevaba por dentro. Me puse de pie de forma amenazante, pero alguien me detuvo tomando del brazo. Ella hizo lo mismo que yo, se bajó los lentes, miro de reojo aquel tipo y luego volvió a posar la mirada sobre mí. Aquellas vacaciones estaban siendo un martirio.

—Tranquilo fiera, estamos aquí para pasarla bien no para buscar problemas —tiro de mi brazo, hizo espacio sobre la tumbona para que me acomodara a su lado y no pude resistir la tentación de besarla.

—Solo quiero tenerte para mí, mi ángel —aparte un mechón de su cabello y acaricie su rostro —Que solo mis ojos puedan mirarte, sin embargo estoy claro de que tendré que aprender a lidiar con estas situaciones —ella paso sus dedos por mis labios y me deje seducir por su tacto.

—Solo te amo a ti —dijo con voz suave —soy completamente tuya y eso no va a cambiar —la bese una vez más, la tome por la cintura y nos perdimos en aquella pasión que nos hacía perdernos el uno en el otro.

Nunca había tenido algo tan mío. Nunca sentí la necesidad de cuidar algo o alguien con vida, pero Allison había llegado como un remolino y lo había cambiado todo. Y es que desde aquel día, ese en que la vi por primera vez algo se sintió extraño y quise ocultar con todas mis malditas fuerzas lo que había provocado su mirada en mi e hice lo típico la menosprecie, sin embargo al final el karma me pateó el trasero y aquí estaba perdido por ella.

—Vamos a la habitación —susurre sobre sus labios —debes pagar por lo que me hiciste la última vez —sus mejillas se sonrojaron, le ayude a levantarse de la tumbona y una pícara sonrisa adorno su rostro.

El cambio de roles había sido algo excitante y nuevo, aunque debo admitir que algo extraño. Nunca había estado en aquella posición, nunca había experimentado la sumisión, sin embargo Allison con su toque suave y su maldita manera de torturarme hizo que me volviera aún más loco por ella y fue arrollador, sentir de aquella manera me había volado la cabeza. Coloque una venda sobre sus ojos cuando entramos en el ascensor y deje un beso sobre su cuello.

— ¿Qué vas hacerme? —pregunto curiosa.

—Ya lo descubrirás mi ángel, no seas ansiosa —acaricie sus brazos y su piel se erizo. Me encantaba saber que era el único que provocaba aquellas sensaciones. Me encantaba saber que era su único dueño.

La guíe por el pasillo hasta nuestra habitación y al abrir la puerta nos recibió el sonido vibrante de una melodía exótica, más el dulce aroma a jazmín que tanto le gustaba a Allison. La lleve hacia la cama, la acomode boca abajo y luego fui por los juguetes que había traído para ella. No iba a exceder los límites, habíamos pautado las cosas que ella podía tolerar y las que no, yo obedecí complacido, porque lo que en verdad me importaba era que Allison se quedara a mi lado.

—Alexander —inquirió. Me encantaba hacerla sufrir, pero no debía temer porque iba hacer que disfrutará aquel momento.

Shhh —le dije al oído —no comas ansias pequeña, porque casi vamos a jugar.

Le situé los brazos sobre la cabeza y coloque aquel par de esposas alrededor de sus muñecas. Las sujete al respaldo de la cama, luego la puse de rodillas sobre la misma y comencé despacio a desatar las tiras de su traje de baño. No pude resistirme a apretar su coño mientras un gemido escapaba de sus labios y en aquel momento tome las cuerdas para sujetar sus tobillos.

El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)Where stories live. Discover now