Capítulo 31. Silenciar

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Contemplaba la vista de la ciudad desde aquel cuarto de hotel sumido en mis pensamientos. Había logrado mi objetivo, pero no de la manera que lo hubiera querido, ahora la culpa me acompañaba mientras sentía que todos mis planes se derrumbaban. Solo quería que Allison despertara, que se levante de esa cama y así cumplir con todo aquello que una vez le había prometido.

—Ya la tienes ¿Porque tan amargado? —escuche decir a la mujer detrás mío y no pude evitar regalarle una dura mirada.

—No era así como la quería, postrada en una cama —. Ella se aproximó hacia mí, envolvió sus brazos en mi cintura y depósito un corto beso sobre mis labios.

—Debo admitir que a Di Ángelo se le pasó la mano, pero era de esperarse. Él también tenía sus asuntos con ella y eso quizás lo desestabilizó —recordar lo que había hecho ese maldito me carcomía por dentro, pero mucho más el haber hecho aquel maldito trato con él.

—Tienes que matarlo —exprese con más determinación de la esperada.

—Eso te costará mucho más mio prezioso —se apartó de mí y comenzó a recoger su ropa del piso —Por el momento será algo difícil ya que se encuentra bajo custodia policial en el hospital, pero sé que su papi tratara de sacarlo de esta sin importar lo que cueste —. Sabía que ella le guardaba cierto rencor al patriarca Marchena.

—No me importa lo que tengas que hacer, lo quiero muerto y que sea rápido — Y si ella no lo hacía, estaba dispuesto hacerlo yo mismo.

—Tienes que entender que hay muchas cosas en contra, por ejemplo, las mujeres de los Lombardi. Gina y Genave usarán todo el poder que tienen a su alcance para que Marchena no salga de la cárcel y bueno también está Alexander —le regale una dura mirada, no podía siquiera escuchar su nombre.

—Quiero a ese maldito lejos de Allison, fuera de su vida y si tengo que hacerlo con mis propias manos lo haré —. Termino de vestirse y volvió acercarse.

— ¿Cuál es su secreto? —. Pregunto y yo le mire confundido —, para tenerlo a todos ustedes comiendo de la palma de su mano, es insípida, mojigata, desaliñada y gorda —la tome por el rostro de manera poco sutil y está me regaló una maliciosa sonrisa.

—Cuida tus malditas palabras y como te refieres a ella, no trates de tentarme —la aparte de mí y le lance el dinero —Espero que sea suficiente para tus amiguitos y espero que termines con lo que comenzaste —tomo su bolso, camino hacia la puerta y abandono la habitación.

Le di un sorbo a la copa de vino que tenía en la mano y me perdí nuevamente en mis pensamientos. Tenía que quitar a todos de mi camino y no me importaba si la forma en que debía hacerlo podría lastimarles.

***

La señora Dollister me regaló una mirada triste cuando me acerque a ella y la estreche entre mis brazos. La había convencido de que lo mejor era traer a Allison a casa, que nada le haría mejor que estar rodeada de los que en verdad la amaban y aunque el traslado fue de alto riesgo al final firmó aquel documento y logre la primera parte de mi objetivo. Tener todo control sobre el entorno de Allison.

—El doctor dice que está estable y que gracias a Dios el viaje no empeoró su situación, sin embargo sigue muy delicada —una lágrima rodó por su mejilla y me sentí impotente por no poder hacer nada.

—Tengo fe en que va a recuperarse. Allison es fuerte usted lo sabe — asintió en afirmación y le ofrecí un pañuelo para que se limpiará el rostro.

—Siento que es un castigo divino, primero mi esposo y ahora ella. No podría soportar, perderla también a ella Eric —le ayude acomodarse sobre uno de los asientos que se encontraban en aquella sala de espera.

El oscuro deseo de Alexander (Libro #4 serie Oscura +21)Where stories live. Discover now