19 SEBASTIÁN

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- ¿Crees que este le guste? – me preguntó Daniel por décima vez en el día. Nos encontrábamos en una tienda de autos, quería regalarle uno a Isabella por su cumpleaños, me gustaba mirar autos, pero su indecisión ya me estaba hartando.

- Daniel, sé que quieres destacar mucho con tu regalo, pero no entiendo, ¿por qué tienes que comprarle un auto? Si sabes que ella tiene dinero suficiente para ella comprarse uno ¿verdad?

Él estaba mirando un Audi A6 rojo cuando volteo para poner su atención en mí.

- Tengo que hacer uso del dinero que me dan mis padres por su falta de atención – dijo con pesar.

Eso me cerró la boca al instante. Los padres de Daniel no estuvieron presentes en su vida durante un tiempo, y cuando aparecieron, creyeron que con dinero y llevándolo con ellos unos meses él los perdonaría. Daniel dice que lo hizo, pero yo sé que no, cuando le dijeron que se fuera a vivir con ellos a Inglaterra no quiso irse, así que va cada cierto tiempo, pero no quiere estar con ellos más tiempo de lo necesario, si ese es su deseo, todos se lo respetamos.

Me acerqué a él y presione su hombro en gesto de consuelo.

- Creo que este es perfecto para ella – dije señalando el Audi que estaba mirando y el sonrió.

- Yo también. Decidido, le llevare este, se emocionara mucho cuando se lo de mañana.

- ¿A qué hora comenzará su fiesta? – ella nos dijo a los dos personalmente que fuéramos, me sorprendió que me invitara, pero no iba a rechazar la oportunidad de ir.

- A las ocho, será el momento perfecto para darle su regalo y pedirle que sea mi novia, será magnífico – dijo, parecía un niño pequeño cuando se enamoraba por primera vez, dispuesto a dar todo por ella, y sabía que era verdad, porque resaltaba un brillo en sus ojos y estaba muy feliz por ello. Si había alguien en el mundo que podía amar con todo su corazón, ese era él.

Hicimos todo el papeleo y le dijimos a la persona que nos atendió que lo pasaríamos buscando al día siguiente.

Decidimos ir a beber algo. Así que nos dirigimos a un bar muy frecuentado y también donde ya nos conocían, no había problema con que nos fueran a pedir identificación. Ya eran las siete de la tarde cuando entramos, aun estaba tranquilo, tenían la música baja y solo había personas haciendo negocios, todo cambiaba a partir de las once, que era cuando el ambiente se ponía más alegre y divertido.

Pedimos dos whiskys y brindamos.

- Porque mañana te salga todo perfecto y obtengas un rotundo sí.

- Salud por eso hermano – chocamos los vasos y bebimos. Cuando terminamos de beber sonó el celular de Daniel – Es Valentina.

Mi corazón comenzó a latir como loco, pero traté de que no se notara mi nerviosismo.

- ¿A sí? Y ¿Qué te dice? – pregunté indiferente y volví a beber.

- Dice que ya llegó, su vuelo se adelantó y a las cinco de la tarde ya estaba aquí, que está ayudando a Isabella con los preparativos de mañana – bien, al menos ya no estaba con el estúpido ojos de pez – Y me pregunta si la podemos llevar mañana a la fiesta en la noche.

- ¿Por qué no se queda donde Isabella?

- Dice que no se llevó ropa y que quiere arreglarse mejor en su casa.

- Lastima que no podamos hacerlo, mañana nos vamos en el auto de Isabella, así que no se podrá – no era porque no quisiera verla, claro que quiero hacerlo, pero, ay Dios, ya no sé ni que estoy diciendo, quiero verla, pero a la vez no, ya parezco una chica.

Lo que encontré en tiWhere stories live. Discover now